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El 26 de abril del 2016 los residentes del parque de viviendas pre-manufacturadas, Lowry Grove en St. Anthony Village, fueron informados por el dueño del parque Phil Johnson que había vendido la propiedad y que, a consecuencia de esto, el parque iba a cerrar y a ser demolido para que la tierra pudiera ser usada en nuevos proyectos. En el parque de viviendas pre-manufacturadas de Lowry Grove, al igual que en la mayoría de este tipo de parques, la mayoría de los residentes son dueños de sus viviendas, pero no del terreno en donde su vivienda está situada. Si el parque es vendido y convertido para otros usos, los dueños de las viviendas deben vender sus casas o verlas ser demolidas.

Por los últimos 20 años, Johnson había sido el dueño de la propiedad, y en su carta él escribió que “habían sido muy buenos años.” Sin embargo, no específico para quién habían sido buenos los años. De hecho, el mantenimiento del parque había sido deprimente por muchos años. En general los residentes sentían que el parque había estado en decadencia por más de 10 años y que en su mayoría sus quejas continuas acerca de la calidad de los caminos, tuberías y áreas comunes eran ignoradas por Johnson. En ciertos lugares los caminos estaban deteriorados y tenían baches grandes, el servicio de agua era irregular y las tuberías estaban tan deterioradas que producían mini-inundaciones que convertían las áreas deterioradas como pantanos en el verano las cuales se congelaban en el invierno. Finalmente, según los vecinos, el equipo de administración de Johnson parecía hacer poco acerca del problema de drogas y prostitución que la mayoría de los residentes sabían que ocurría en el parque.

En su carta a los residentes, Johnson escribió que la decisión de vender “fue muy difícil de tomar porque yo sé que, por ende, el parque cerrará en un futuro cercano...” La carta mencionaba que ya había recibido “muchas consultas de desarrolladores acerca de la disponibilidad para comprar Lowry Grove y las rechacé todas.” Después, él recibió una oferta de Continental Property Group (CPG), con sede en Wayzata, MN, y decidió que esa oferta era diferente. Esto fue porque:

El presidente de la compañía es Traci Tomas, quien de hecho fue mi empleada aquí en Lowry Grove durante más de cinco años. Algunos de ustedes la recordarán como una persona muy cariñosa y compasiva. Ella creció en Columbia Heights y conoce el área. Ella absolutamente promete hacer lo que sea necesario para asegurarse de que todos los residentes sean tratados de manera justa. Es ahora el momento de vender el parque y Continental Property Group, con Traci Tomas como presidenta, son los compradores adecuados.

Johnson concluyó su carta diciéndoles a los residentes: “Tengo un lugar real en mi corazón para todos ustedes,” y reconoció que la noticia del cierre del parque sería difícil de escuchar. Aunque se desconoce cuántos residentes se alegraron de saber que ocupaban un lugar real en el corazón de Phil Johnson, es probable que el miedo acerca de cómo le harían para encontrar vivienda alternativa adecuada y asequible fuera lo que más les preocupara cuando leyeron la carta acerca del cierre en abril del 2016. Si bien Johnson reconoció las dificultades que enfrentarían muchas de las familias al verse obligadas a mudarse de su hogar y su comunidad, esas dificultades no parecían preocuparle demasiado; “Así es la vida a veces,” le dijo a un reportero.

Para las familias, quienes en su mayoría tenían ingresos muy bajos, viviendo en Lowry Grove; la noticia no solo significó la destrucción de su comunidad, su reubicación forzada, la probable transferencia de escuelas para sus hijos y una interrupción importante en sus vidas, sino que también significó que iban a tener que negociar con un mercado inmobiliario local el cual estaba experimentando aumentos rápidos de costos y baja tasas de vacancia.

Las personas que habitaban el parque eran una mezcla de residentes mayores quienes por su edad ya no podían ganar tantos ingresos como antes, algunos estaban jubilados y ganaban ingresos fijos, y familias jóvenes e inmigrantes quienes generaban sus ingresos de la economía local en donde se pagan salarios bajos. La mayoría de las familias en el parque temían los problemas que iban a tener para poder encontrar un lugar en donde vivir el cual fuera asequible. La mayoría de las familias eran propietarias de sus casas prefabricadas. Aquellos con casas más nuevas y más sólidas podrían trasladarlas a otros parques, con la esperanza de que el daño a la estructura fuera mínimo durante este proceso. Serían desarraigados y sería posible que tuvieran que pagar rentas más caras para el uso del terreno en su nueva ubicación si es que encontraran un lugar disponible, la alternativa sería no tener un lugar a donde mudarse. Encontrar un lugar disponible para rentar en otro parque de casas prefabricadas se había vuelto cada vez más difícil dado que la cantidad de dichos parques disminuyó en la región Twin Cities (las Ciudades Gemelas) durante las últimas dos décadas.

Otros, quienes eran dueños de casas las cuales eran demasiado viejas para poder moverlas, o quienes habían modificado su vivienda de tal manera que era imposible moverla, tenían que enfrentar el hecho de tener que dejar sus casas y encontrar otro tipo de vivienda en algún otro lado. Las personas en Lowry Grove quienes no eran dueñas de la vivienda prefabricada en donde vivían estaban en la misma situación. Lo más probable para estas familias sería encontrar vivienda para rentar. La escasez en el mercado local de vivienda para rentar y el hecho de que las rentas estaban subiendo a través del área metropolitana, significaba que cualquier búsqueda para encontrar apartamentos asequibles iba a ser muy difícil.

Algunos de los residentes reaccionaron a la carta inmediatamente. Uno de los residentes de Lowry Grove quien estaba en su casa en el momento en el cual repartieron y entregaron las cartas le hizo una llamada telefónica a Antonia Álvarez, quien era también residente de Lowry Grove y trabajaba para la Asamblea de Derechos Civiles, una organización que trabaja en favor a los derechos de inquilinos e inmigrantes con sede en Minneapolis. Álvarez había sido una organizadora por varios años; ella fue una cofundadora de Asamblea, la cual operaba a través del estado de Minnesota. Álvarez contactó a su colega y compañero organizador, Ned Moore para avisarle de lo que estaba ocurriendo.

Ambos Álvarez y Moore sabían que el estado de Minnesota tenía una ley la cual estaba diseñada para ayudar a residentes a preservar parques que habían sido vendidos con la intención de cerrarlos, tal como era el caso en Lowry Grove. La ley del estado les permitía a los residentes aplicar su derecho a poder ser los primeros en comprar (Right of First Refusal o RFR por sus siglas en inglés) si es que pudieran igualar la oferta que el dueño había firmado con el comprador. La ley les da a los residentes 45 días para poder igualar la oferta. Los residentes tendrían que actuar rápidamente para encontrar el capital para igualar la oferta que CPG había hecho para comprar Lowry Grove. Dentro de un par de horas, Moore estaba en contacto con Jack Cann, abogado de Housing Justice Center (Centro de Justicia para la Vivienda), una organización sin fines de lucro de interés público, la cual brinda asistencia legal y abogacía. La asistencia legal de Cann sería muy útil en asegurarse que los residentes fueran capaces de usar la ley para salvar sus hogares. Y antes de que terminara ese día, Álvarez y Moore habían consultado con Mark Casey, el administrador de la Ciudad de St. Anthony Village.

De acuerdo a Moore, Casey les dijo que la Ciudad no había sido informada del trato entre Johnson y CPG con anterioridad. Casey dijo que las noticias acerca de la venta y el cierre de Lowry Grove eran desconocidas para él y para la Ciudad. Meses después, se haría claro que la Ciudad de St. Anthony Village, de hecho, se había estado reuniendo con el desarrollador por varios meses antes de la venta, sabía del potencial de la venta y había ayudado a facilitar la venta. Pero en ese momento, Casey dio la impresión de que la transacción era un asunto privado entre un vendedor y un comprador y que la Ciudad no había participado de ninguna manera. Este intento de distanciarse de lo que consideraron un “asunto privado” fue una táctica que la Ciudad siguió dependiendo repetidamente en los meses y años que siguieron para racionalizar el hecho de que no hicieron nada para ayudar a los residentes de Lowry Grove para rescatar al parque.

La pérdida potencial de 96 unidades de vivienda asequible en Lowry Grove fueron más malas noticias para los defensores de vivienda asequible en el 2016. Un año antes la venta del complejo de apartamentos Crossroads en el suburbio del sur Richfield conllevó al desplazamiento de 700 hogares cuando los nuevos dueños dejaron de cobrar rentas asequibles y empezaron a cobrar la renta de tasa de mercado. La tasa de vacancias en la región había estado por debajo del 5% por cinco años y las rentas en el área metropolitana habían incrementado un 16% durante ese periodo de tiempo. En los dos años antes que se vendiera Lowry Grove, casi 20,000 unidades de vivienda para rentar habían sido vendidas por sus dueños. El costo por unidad de las viviendas para rentar había incrementado 54% entre el 2010 y el 2015. Todo indicaba que Lowry Grove sería otra perdida en un mercado violento el cual estaba despojando vivienda asequible mientras que una tras otra propiedad seguía siendo transformada para poder cobrar más.

El costo de la compra de Lowry Grove delineado en el contrato entre Johnson y CPG fue de $6 millones. El contrato también pedía $1 millón como “depósito de garantía” y un anticipo de $75,000. La cantidad del depósito de garantía en esta transacción es anormalmente alta y les pareció a los residentes y sus representantes que fue a propósito para desalentar a grupos interesados de intentar igualar la oferta.

Los residentes tenían tres opciones. La primera, si los residentes pudieran juntar el dinero ellos podrían formar una cooperativa para comprar y administrar el parque. La segunda opción era encontrar un socio el cual pudiera juntar los $6 millones y estuviera de acuerdo a comprar el parque junto con los residentes para mantenerlo abierto. Para ambas de estas opciones, los residentes tendrían que actuar formalmente a través de una asociación de residentes. A pesar de que una asociación de esta naturaleza ya había existido en Lowry Grove, había ocurrido hace muchos años. Así que, los líderes inquilinos actuaron rápidamente para reformar la asociación.

La tercera opción era convencer a CPG a que mantuvieran el parque abierto. Los residentes sintieron que, en esta opción, dado que Traci Tomas había trabajado en el parque y aparentemente sabía acerca de los ingresos limitados y recursos de la mayoría de los residentes, ella pudiera ser convencida de que mantuvieran el parque abierto y funcionando. Sin embargo, los residentes también consideraron que esta era una opción poco probable considerando lo que CPG tuvo que pagar para comprar el parque y que serían posibles mayores ganancias si se usara la tierra para nuevos proyectos a que siguiera abierto el parque. Sin embargo, tenían esperanzas de poder ser exitosos de convencer a Thomas.

LS

LS vivía solo en Lowry Grove. Antes de mudarse allí, él vivía con su hermano y cuñada en su apartamento de dos recamaras en el lado sur de Minneapolis.

Él compró su casa pre-manufacturada del dueño anterior por $5000 y al principio le pagaba $450 al mes por renta. Cada año que él estuvo en Lowry Grove la renta subía. LS dijo que cuando se acababa de mudar, la casa estaba descuidada. “Yo la arreglé. Era mi casa por eso quería que se viera hermosa. Trate de arreglar todo… cambié el techo, pinte las paredes de adentro, cambié las alfombras. La mujer que había vivido ahí antes fumaba entonces limpie todo.”

Él vivió en Lowry Grove por tres años antes de ser forzado a mudarse fuera de ahí. Para él, Lowry Grove era un lugar en donde dormir. Él trabajaba largas horas y no pasaba mucho tiempo en Lowry Grove. El no conocía a muchas personas por las horas en las cuales trabajaba. El veía y conversaba con los vecinos cuando lavaba su ropa, pero tenía pocos amigos cercanos en el parque.

Aun así, hasta con su horario de trabajo él se daba cuenta de la falta de mantenimiento en el parque. “Estaba muy mal. Nadie estaba encargado del mantenimiento. A veces las tuberías se rompían y nadie las arreglaba.”

Aunque la conexión social hacia Lowry Grove era baja, a LS le afecto la noticia de la clausura del parque y al darse cuenta de que tendría que mudarse. Parte de su preocupación era hacia él mismo. El sentía que en ese entonces “era muy estresante porque la gente se acostumbra a vivir en su casa y es terrible cuando te quieren desalojar; es muy triste.”

Pero parte de su reacción también era por preocupación hacia las otras personas que vivían en el parque. “La gente estaba desesperada. No sabíamos a dónde ir. Estaba triste porque había muchos niños. Un amigo mío tenía cuatro, cinco niños. Era muy triste porque estábamos hablando de cuánto más íbamos a tener que pagar para la nueva renta, y él no tenía suficiente dinero para pagarlo. Me rompió el corazón y fue incómodo para la mayoría de la gente.”

LS no quería irse y participaba en las juntas de residentes las cuales fueron convocadas para explorar lo que podían hacer para salvar el parque. “Tuvimos muchas reuniones para encontrar maneras de quedarnos, pero como dice el dicho “el dinero es la ley.” Entonces, no tuvimos otra opción más que irnos.”

LS se quedó hasta mayo del 2017. Él se regresó a —--------- por un corto periodo de tiempo. Cuando regresó recibió su dinero de asistencia para reubicación y vacío y limpio su casa.

Se mudó de vuelta con su hermano. Como se estaba mudando a un lugar más pequeño en el apartamento de su hermano solo pudo llevar su ropa y cosas pequeñas que cabían en su recámara. Él le paga a su hermano $450 al mes de renta para ayudar con el costo total.

Él no intentó mover su casa manufacturada porque “iba a costar más dinero de lo que pagué por el tráiler. Era mejor recibir el dinero que me ofrecieron y buscar un nuevo hogar. Porque no nos dieron ninguna garantía de que la casa iba a estar bien durante el proceso de moverla. Era posible que se rompiera.”

Él cree que en situaciones futuras le gustaría saber si hay proyectos o planes para vender el parque cuando compre un nuevo tráiler. Él cree que ese proyecto ya había sido planeado por mucho tiempo y siente que fue incorrecto que los residentes no fueron informados de la situación en el momento que compraron sus casas.

LS quiere encontrar un nuevo lugar en donde pueda vivir solo, con algo de privacidad. Él también quiere un lugar en donde sea más fácil que su hija de 10 años lo pueda visitar. Ella tenía su propio cuarto cuando lo visitaba en Lowry Grove, un lugar en donde guardaba algunos juguetes. Es mucho más difícil para él ver a su hija mientras vive en el apartamento de su hermano y esto le molesta.

Cuando le preguntamos acerca de cómo se sentía al recordar la mudanza él habla otra vez acerca del “daño” que le hicieron a él y a otros. “La gente arregla su casa para vivir ahí pero nunca puedes estar preparado para ser forzado a mudarse. Ellos me quitaron algo que yo amaba mucho.” El admite sentir enojo e impotencia al no poder hacer nada al respecto, pero no depresión porque, como él dice “a veces tienes que aprender a ganar o a perder.”

El primer paso de los residentes fue contactar a Northcountry Cooperative Foundation (NCF), una organización sin fines de lucro en Minneapolis la cual trabaja en cinco estados en el medio oeste superior. NCF provee asistencia a residentes de parques de vivienda pre-manufacturada para formar cooperativas para así poder comprar y operar sus propios parques. Para NCF la meta es que ambos residentes se conviertan en dueños y el mantenimiento y mantener la vivienda económica. NCF sabía de Lowry Grove y tenía, de hecho, explorado la posibilidad de comprar el parque.

Los representantes de la organización dijeron que sentían que podían conseguir $4.5 millones en financiamiento, y después redujeron ese estimado a $3 millones. Ambas de estas cantidades eran significativamente menos que el precio de compra actual que CPG había pagado por el parque, dejando una brecha muy grande. El operar a Lowry Grove como un parque de vivienda pre-manufacturada con vivienda económica simplemente no era tan lucrativo como demolerlo y construir el tipo de vivienda de alta densidad, con rentas al precio del mercado que CPG estaba planeando.

Viendo la necesidad crítica de mantener las rentas económicas en Lowry Grove, Northcountry continuó buscando por financiamiento para cerrar la brecha y poder hacer un trato posible.

La respuesta de Northcountry a los residentes a final del día sería causa de conflicto entre la organización sin fines de lucro y los residentes. Como un organizador dijo “Ellos nunca nos dieron una respuesta concreta, un ‘no’ derecho. Preguntamos acerca de los $6 millones y realísticamente un ‘no’ rápido no sería fácil de aceptar, pero nos hubiéramos podido mover en otra estrategia.” Mientras Northcountry estaba buscando maneras de hacer el proyecto funcionar y conseguir el financiamiento adecuado, los 45 días que los inquilinos tenían para igualar la oferta de CPG estaban terminando.

Los residentes contactaron a State Housing Finance Agency (Agencia del Estado de Financiamiento de Vivienda) buscando fondos, a la ciudad de St. Anthony Village, a Hennepin County (el Condado de Hennepin), la legislatura del estado, a la oficina de quien en aquel momento era el Senador Al Franken y también a la oficina de quien en ese entonces era el Congresista Keith Ellison, todas las peticiones fueron fallidas. Hasta mandaron una carta buscando un “milagro” a personas ricas y a los casinos. Nada fue útil.

Mientras tanto, los esfuerzos para convencer a CPG para preservar el parque no iban mejor que los otros. El 20 de mayo, los residentes organizaron un viaje en autobús a Wayzata, a la oficina coordinadora de CPG para hablar directamente con Traci Tomas. Un organizador recordó, “Ella salió y escuchó nuestras historias; trajimos a las mujeres del parque para hablar de madre a madre acerca del prospecto de perder sus hogares y lo que significaba para sus familias, especialmente sus hijos…Pensamos que íbamos a poder hablarle a su humanidad y así posiblemente salvar el parque.” Se fueron sin recibir ninguna promesa de Tomas, pero algunos de los residentes quienes estaban presentes en la junta vieron algo de simpatía en sus gestos y sus ojos. Cualquier sentido de poder ayudar que Tomas sintió en esta reunión no duró. “Cuando la vimos en la próxima reunión se comportó como una persona de negocios, su rostro no mostraba ningún sentimiento.” dijo el organizador.

Uno de los residentes recuerda la visita a las oficinas de CPG: “Me acuerdo de la alfombra - tenía marcas en ella como personas hechas de palitos” Sonrió y agregó, “De seguro las mandaron a hacer especialmente para poder caminar encima de la gente todo el día.” De parte de Tomas lo que sabemos es lo que les dijo a los reporteros en ese entonces, “Ciertamente no estoy interesada en crear falsas esperanzas para ellos de que estamos considerando mantener la propiedad como un parque de vivienda pre-manufacturada, porque ese no es el caso.”

De acuerdo a la ley del estado, la fecha límite para mudarse sería nueve meses después de la venta del parque. La venta del parque podría ocurrir solamente después del período de 45 días de espera el cual también lo marca la ley del estado. Por ende, la cronología funcionaba de la siguiente manera: Noticia de venta y clausura del parque, 26 de abril, 2016, fecha de venta 13 de junio, 2016, fecha límite para mudarse, marzo 2017.

Mientras pasaban los días, los residentes intentaron construir solidaridad con otras luchas de inquilinos las cuales estaban llevando a cabo en la región. Álvarez se presentaba a juntas del grupo Defend Glendale (Defendiendo a Glendale), residentes de vivienda pública en Minneapolis quienes estaban tratando de salvar su desarrollo de ser demolido y usado para nuevos proyectos. En la junta estaba una mujer que recientemente había trabajado con una organización sin fines de lucro desarrolladora de vivienda en Minneapolis llamada Aeon, y pensó que a lo mejor en Aeon estarían interesados en ayudar a salvar las unidades. Al día siguiente Álvarez y Moore se juntaron con el CEO de Aeon, Alan Arthur. Ellos convencieron a Arthur a visitar a Lowry Grove.

Alan Arthur había trabajado en vivienda económica en las Ciudades Gemelas desde 1980 y en el 2016, Aeon estaba entre los líderes del movimiento de vivienda económica en las Ciudades Gemelas, eran propietarios administraban más de 3,000 unidades de vivienda económica.

Solo un par de días después de su primera reunión con Álvarez y Moore, Arthur habló con varios residentes en Lowry Grove. Los residentes le hablaron de la comunidad, de su deseo de quedarse en Lowry Grove, y de las dificultades que sentían la clausura del parque los haría sufrir. En frente de la calle del parque, en el Restaurante Catrinas, Arthur hizo algo de matemáticas en una servilleta, y les dijo a los residentes líderes que más unidades tendrían que ser construidas para hacer que el proyecto fuera posible financieramente, pero que debajo de estas circunstancias, él estaría dispuesto a buscar financiamiento para el proyecto. La propuesta de compra de Aeon dependía de una estrategia de físicamente consolidar las viviendas pre-manufacturadas a una porción de la tierra del parque y construir un edificio de apartamentos con vivienda económica en el resto de la tierra.

Quedaban menos de 20 días en el periodo de 45 días dados por la ley del estado para poner una contra oferta. Los residentes no tenían otras opciones a ese punto y, de cualquier modo, no estaban preocupados por el prospecto de tener más unidades en el sitio. Ellos estuvieron de acuerdo con el plan y le pidieron a Arthur que empezara. En los días que quedaban Aeon había preparado una propuesta de desarrollo la cual contaba con suficientes detalles para atraer otros compromisos financieros, encontrar $1 millón como depósito de garantía, y encontrar financiamiento para el costo de compra de $6 millones de dólares. Esto era lo mínimo que podrían hacer para igualar el costo de compra y los términos del contrato entre Phil Johnson y CPG.

Para que la asociación de residentes pudiera ejercer su derecho a ser el Primer Comprador, como lo marca la ley estatal, ellos necesitaban que más de la mitad de los dueños de las viviendas en el parque estuvieran de acuerdo. Así que, mientras Arthur trabajaba para asegurar el financiamiento, los líderes residentes trabajaron para obtener firmas del 51% de los dueños de viviendas en el parque para que entraran en un acuerdo con Aeon con el propósito de salvar al parque. Un pequeño grupo de residentes salieron a tocar puertas para obtener firmas de los dueños de viviendas. La tarea no era tan fácil como parece. No todos los residentes eran dueños de sus viviendas. De hecho, el dueño del parque era dueño de varias viviendas ocupadas por inquilinos en el parque.

IM

IM tenía 67 años de edad y era viuda cuando fue desalojada de Lowry Grove. Ella se había mudado a Lowry Grove en 1999.

Fue una vecina activa casi desde el principio, se unió a varias campañas de abogacía para mejorar las condiciones en Lowry Grove y trabajó en crear una ley del estado que protegiera a parques de viviendas pre-manufacturadas.

Ella sintió que la administración nunca fue adecuada bajo el cuidado del dueño Phil Johnson, y hasta era hostil en contra de ella y su esposo desde el principio. En cuanto a la administración y los administradores nos dijo: “pasó de estar peor que mediocre a abismal y después de ahí la cosa se puso fea.”

Ella y su esposo se mudaron a Lowry Grove por la locación y la asequibilidad. Pagaban $250 al mes de renta al principio y $40 más servicios básicos cuando fue desalojada 18 años después.

IM no se consideraba parte de un grupo social grande cuando estaba en Lowry Grove. Ella era reservada. En los últimos cinco años, las cosas cambiaron, cuando ella dice que podía contar a cuatro muy buenos amigos entre sus vecinos en Lowry Grove.

“Los últimos dos gerentes…tenían reputaciones muy, muy malas. Había muchos peligros, se sentía como si no tuvieras manera de evitarlos, ¿sabes a lo que me refiero? Y ni siquiera sabía acerca de la contaminación en esta comunidad por muchos años. La contaminación que nos llegaba de una planta de lavandería que de hecho había estado fugándose hacia el parque durante todos esos años. Nuestra agua era muy, muy mala. Hace varios años, era tan mala que la gente sabía que no podía beberse. Podría seguir listando los problemas. Literalmente, los árboles se estaban cayendo porque no les daban mantenimiento…”

“Yo diría que, hasta un año antes de que nos fuéramos, y específicamente a finales de ese año era una tierra de nadie. Mucha gente se fue y muchas cosas quedaron vacías, los que quedamos difícilmente pudimos aguantar.”

IM no se sorprendió cuando recibió la carta avisando de la clausura del parque en el 2016. Ella hacía trabajos en la campaña para crear leyes en contra de la clausura de parques en el 2006. Ella deducía que si seguía la decadencia en el mantenimiento el parque eventualmente iba a cambiar de dueño.

“No estaba enamorada del lugar de la manera que alguna gente realmente lo estaba. Yo no era uno de los viejos vecinos con raíces profundas, raíces como los árboles - había un hombre de 90 años viviendo en una casa de los 50s o los 60s la cual estaba completamente inmaculada. Había gente como él que realmente creía que las cosas no iban a cambiar…No era parte de esa vieja guardia y no era parte de la comunidad Hispana.”

IM fue una de las últimas en irse. Ella se mudó a otro parque de vivienda pre-manufacturada en julio del 2017. Ella se considera afortunada de haber encontrado un nuevo lugar en donde vivir y de que este fuera una cooperativa en donde los inquilinos eran dueños de la tierra. Su nuevo parque está en otro suburbio del norte de Minneapolis cerca de otro parque viejo el cual no es una cooperativa. “Pues que te puedo decir, la diferencia entre cómo vivimos aquí y cómo viven allá, es como entre noche y el día. Allá todavía usan agua de pozo, ¿puedes creerlo?” Su renta sube 25 dólares cada seis meses y la gente tiene que lidiar con todos los problemas sociales de los cuales puedes imaginarte - sí, les está pasando de todo.”

Sin embargo, la mudanza no salió bien. Tenía una fecha programada con la empresa de mudanzas para mudar su casa, pero la perdió porque no pudo limpiar y preparar la casa a tiempo. Ella programó otra cita, pero una fuerte lluvia interfirió y se volvió a cancelar. Movieron la casa el último día de junio, pero no se movió al nuevo lugar de inmediato debido al día feriado del 4 de julio. Entonces, durante el tiempo que la casa estuvo vacía hasta el momento en que se instaló por completo en el nuevo parque, ella tuvo que pasar tres semanas viviendo en un hotel y se quedó con un compañero de trabajo durante una semana. Se quedó sin hogar durante un mes ella misma absorbió los costos.

Como muchos residentes de Lowry Grove, IM abandonó muchas de sus posesiones en la mudanza. Puso muchas de sus cosas en una bodega que todavía estaba pagando siete meses después. IM está en la mesa directiva de su nuevo parque, tal y como lo estaba en la asociación de residentes de Lowry Grove.

Cuando se le pregunta qué extraña de Lowry Grove, responde, “no mucho… En parte es lo que realmente aprendí sobre St. Anthony Village, por el tiroteo en Castile, por cómo nos trató el ayuntamiento al final, y por muchos años. Realmente— fue un despertar abrupto, como un balde de agua fría, realmente llegué a entender a esta comunidad y cómo funciona. Y también noté que las personas que se ofrecieron a ayudarnos eran jóvenes profesionales, ninguno de los cuales era de Minnesota. Nadie de ellos. Todos eran de otros lugares.”

Cuando se le pregunta si piensa que el ayuntamiento quería deshacerse del parque “No tengo ni la menor duda en mi mente. No lo dudo por un segundo. De seguro había gente ahí que quería deshacerse del parque el día que armaron la primera casa.”

El período de 45 días expiró el viernes 10 de junio de 2016. Ese día, Arthur condujo hasta la oficina de Phil Johnson. Johnson, irónicamente, le había donado a Aeon en el pasado. Él y Arthur se conocían. Arthur entró en la oficina de Johnson y le entregó una oferta de compra para Lowry Grove Park por $6 millones, con un depósito de garantía de $1 millón y $75,000 como anticipo. La oferta aún no incluía los compromisos de financiamiento por los $6 millones completos, pero tampoco lo tenía la oferta de CPG. Ninguno de los grupos tendría el control del sitio y ambos usarían un período de “diligencia debida” (generalmente 45 días) después de que su oferta fuera aceptada, para poder asegurar el paquete financiero completo. Por lo tanto, su oferta igualó dólar por dólar a la de CPG y contenía los mismos términos en relación con el precio y el proceso. Además, y de manera crucial, la oferta de Aeon daría como resultado la preservación del parque y viviendas asequibles para todas las familias viviendo en Lowry Grove. En su carta a los residentes entregada 45 días antes, Johnson había escrito que la decisión de vender “fue una decisión muy difícil de tomar porque sé que el cierre del parque en un futuro cercano es inevitable.” Allí, frente a él, el 10 de junio de 2016, había una oferta de compra por los mismos $6 millones que habría recibido de CPG, excepto que esta oferta de compra no conduciría al cierre del parque. Johnson tuvo la oportunidad de obtener sus $6 millones y mantener el parque abierto. Lo que en realidad pasó fue que Johnson miró a Arthur, quitó sus manos y dijo: “¡No quiero eso!” Arthur le dejó el paquete de oferta en su escritorio y se fue.[1]

Los residentes de Lowry Grove se habían reunido todos los viernes por la noche frente a la casa de un organizador residente. Comenzaron a hacer esto la semana después de recibir la carta de cierre de Johnson. Era un momento en el cual podían obtener noticias acerca de cómo avanzaba la lucha para salvar el parque, y podían crear estrategias acerca de qué hacer en las próximas semanas. Un organizador relató que el viernes 10 de junio, “[l]gente venía a la reunión de las 6:00pm sin saber si la contraoferta se había logrado a tiempo; ya que estábamos muy cerca de la fecha límite.” Cuando supieron que la oferta había sido entregada antes de la fecha límite, 

Había pura alegría y euforia esa noche. Sabíamos que la pelea no había terminado, que CPG probablemente lucharía y que podría haber litigios en el futuro, pero al mismo tiempo sentimos que habíamos logrado un milagro en nuestros esfuerzos como vecinos organizados. Fue un día súper alegre, ¡y hubo algo de sorpresa de que realmente lo hubiéramos logrado! Pensamos, “¡esto es una locura! ¡Los desarrolladores de viviendas asequibles pueden tardar meses en encontrar esta cantidad de dinero!”

La Necesidad

Lowry Grove estaba ubicado en 2500 Lowry Avenue NE, en las afueras del suburbio de St. Anthony Village, frente a la ciudad de Minneapolis y el vecindario noreste de Windom Park. El parque abrió sus puertas en 1946 y estaba ubicado en 15 acres de tierra. La mayoría de las casas en el parque tenían más de 40 años en el momento de la venta y, por lo tanto, no eran lo suficientemente “móviles” para mudarse a otra ubicación. El alquiler en el parque era de alrededor de $450 por mes y una casa prefabricada nueva, común y corriente, costaba menos de $50,000. Las casas usadas más antiguas a menudo se vendían por menos de $10,000. El costo total hizo de Lowry Grove un lugar económico para vivir, especialmente en un vecindario tan cerca del centro de Minneapolis y con buenas escuelas.

En el momento de la venta, cerca de 100 familias vivían en el parque, aproximadamente la mitad de ellas latinas. Según un activista, el desplazamiento de familias fuera del parque y de St. Anthony Village tendría el efecto de reducir la población latina de St. Anthony Village en un tercio.

Con las tasas de vacancia de lugares para rentar y con el costo de alquileres en aumento en toda el área metropolitana, la pérdida de cerca de 100 unidades asequibles en Lowry Grove causó aún más presión sobre el mercado. Como dijo Alan Arthur a los periodistas en 2017, “estamos empezando a sentir un poco de pánico por la pérdida de viviendas asequibles a manos de los cambios sociales y del mercado. Creemos que la situación actual es mala, pero pronto el resto del iceberg se revelará y estaremos en grandes problemas.”

AW

AW vivía en Lowry Grove con sus cuatro hijos que, en 2016, tenían entre dos y 13 años. Se habían mudado a Lowry Grove en el 2012. AW se había mudado a Minnesota desde Las Vegas y, aunque pasó algún tiempo en un departamento en el lado sur de Minneapolis, buscó una casa prefabricada “porque era buena para los niños”. Era como vivir en cualquier otro tipo de casa, una casa normal. Era nuestro propio lugar, privacidad. Podíamos hacer lo que quisiéramos sin que nadie nos dijera qué hacer…. También era muy barata de mantener. Era un lugar muy lindo para salir a caminar y estaba cerca de otros lugares.” AW le compró la casa al dueño del parque, Phil Johnson.

Ella tenía sentimientos encontrados en relación a vivir en Lowry Grove. Señaló que el “ambiente del parque era muy malo, pero económicamente conveniente.” El mantenimiento del parque dice, disminuyó con el tiempo hasta que sintió que no era un lugar muy seguro para vivir. Al mismo tiempo, sin embargo, sintió que estaba “muy cerca de todo y el transporte público era accesible.”

Cuando se le notificó del cierre del parque, AW dijo que “se deprimió. Me deprimí mucho porque sucedió al mismo tiempo que mis hijos perdieron a su padre, y al mismo tiempo que estaba sola con mis cuatro hijos, me decían que mi casa iba a ser demolida, destruida. Decían que la nueva propietaria, Traci, iba a construir edificios y que ya no éramos bienvenidos.”

AW menciona que la lucha en contra del cierre del parque creó amistades entre muchos de los residentes.

“Al final de todo esto, llegué a conocer a todos. Cuando nos avisaron del cierre del parque, porque había un nuevo dueño que quería hacer cosas nuevas con el parque, todos los vecinos se organizaron. Nos presentamos y dijimos que lucharíamos, pelearíamos por nuestras casas…. Al final, incluso nos cuidábamos entre nosotros.”

AW sintió que ser testigo de cómo el parque se iba quedando vacío era muy difícil de observar. “¡Fue terrible, horrible! Ya no podíamos vivir allí, estaban empezando a derribar las casas una por una. Los destruyeron frente a nosotros. Fue muy triste saber que ya no veríamos a ninguna de las otras familias que vivían allí. El parque se convirtió en un sitio de demolición desde el momento en que nos dijeron que se cerraría. La [venta del parque] convirtió el parque en una demolición, algo que destruyeron.” Ella pensó que el ambiente era particularmente duro para los niños; “Todos los niños de Lowry Grove lloraron mientras destruían las casas frente a ellos.”

AW y sus hijos se quedaron en el parque hasta el final. No pudo encontrar otro lugar en donde vivir. Durante cinco meses busco un apartamento que pudiera pagar. “No conseguí [ninguno] porque revisaban el crédito. No calificaba en otros porque tenía cuatro hijos y no me alcanzaba para pagar todos mis gastos con mis horas de trabajo. Busqué un apartamento durante 3, 4, 5 meses, así que [estaba] terriblemente desesperada.”

Se mudaron el día que cerraron el parque. Al final, AW y sus hijos fueron apoyados por miembros de un grupo de residentes de St. Anthony, muchos de los cuales estaban activos en una organización llamada St. Anthony Villagers for Community Action (SAVCA). AW les agradece a los miembros de este grupo por ayudarla a encontrar un lugar en donde vivir. “No pude encontrar un lugar. No encontré un lugar. No podría por mi cuenta. Me ayudaron a encontrar un nuevo lugar donde pudiera mudarme con mis hijos. Si no hubiera sido por esta comunidad yo tendría que dormir en la calle, con mis hijos, dormiríamos en la calle porque no teníamos a dónde ir.”

Conoció a los voluntarios de SAVCA en mayo del 2016, después de pasar meses buscando un apartamento “Empecé a conocer a estas personas y todavía me ayudan a pagar mis necesidades, como la comida, el transporte de mis hijos, porque ahora es mucho más difícil. Me ayudaron porque me vieron tan desesperada. No encontré un lugar en donde vivir con los niños e incluso me abrieron las puertas de sus casas para que pudiera quedarme con ellos en vez de estar en la calle.”

AW no pudo calcular cuánto le costó mudarse:

“No podría decirte un precio exacto porque serían los costos de todas las personas que me ayudaron. Todos los que me apoyaron, los niños, los ancianos. Cargaron nuestras cosas. En mi caso me ayudaron. No podría decirte el precio porque no puedo ponerle precio al amor de toda esa gente... Fueron personas que nos salvaron de la calle. Ni siquiera los conozco a todos, pero todos me ayudaron. Es muy difícil poner precio al amor y la disposición que Dios puso en esas personas.”

La mudanza le costó a AW en el sentido de que su casa prefabricada era demasiado vieja para poderla mover y, por lo tanto, tuvo que dejarla y fue destruida. Dejó un refrigerador nuevo y todo el trabajo que le había hecho a la casa, incluyendo un techo nuevo.

AW se quedó en la casa de uno de los voluntarios de SAVCA durante el verano de 2016 antes de mudarse a otra casa prefabricada en New Brighton, un suburbio al norte de St. Paul. Le gusta la administración del nuevo parque. “Es diferente, muy tranquilo. Los encargados siempre están al tanto de lo que pasa, están pendientes de nuestros niños, les ponen películas los viernes. Para mí, han sido geniales. Nunca he tenido ningún problema. “

Pero su nueva comunidad no está tan bien ubicada como lo estaba Lowry Grove.

“Ir de un lado para otro es muy difícil. En Lowry Grove sentí más libertad, era más como un lugar abierto. Sentí que estábamos en la cima, pero aquí siento que estamos en la parte inferior. Allí era como estar en la montaña, aquí es más difícil. No tengo coche para moverme. Aquí, cuando tengo que salir, el autobús sale cada cierto tiempo y lo tomo y pasa por Lowry Grove, y siento que estoy de vuelta en casa. Me siento libre. Estoy muy agradecida con Dios de tener esta hermosa casa y a mis hijos en un ambiente más seguro, pero Lowry Grove era como nuestras ‘alas’. El parque nos hacía sentir libres, aquí no se puede escapar así. Así es como yo y mis hijos nos sentimos aquí. No somos tan libres. Antes podía irme y caminar, pero ahora tengo que esperar.”

Su hija mayor decidió quedarse en su escuela en St. Anthony Village, pero ahora debe tomar dos autobuses para llegar allí. “Si pierde uno, tiene que caminar mucho. Cuando se le acaba su crédito de su pase de autobús, tengo que ir por ella. Es una situación muy complicada.”

AW menciona lo difícil que fue la mudanza para los niños. Su hija mayor “sufre todos los días” el largo viaje a su escuela, pero quiere seguir yendo allí para mantener sus amistades. “Estamos separados del mundo que conocíamos. Estamos en un mundo diferente, lejos de las calles que conocíamos.”

Johnson había investigado la posibilidad de vender Lowry Grove a los residentes y en 2014 contactó a NCF acerca de la posibilidad. El precio que cotizó en ese momento, según Warren Kramer, director ejecutivo de NCF en ese momento, fue de $6 millones. NCF concluyó que la propiedad valía solo $3 millones al ser usada como parque de casas móviles. Además, claramente había que renovar la infraestructura, algo que Johnson admitió fácilmente ante NCF en ese momento. Basado en experiencias previas, Kramer y NCF estimaron que el costo de las renovaciones a la infraestructura podría costar hasta $1 millón.

Johnson admitió ante los reporteros que había serios problemas en la infraestructura del parque. “Toda la infraestructura se instaló mucho antes de que comprara el parque”, le dijo a un reportero en 2016. “Todas las tuberías de agua son demasiado pequeñas y viejas. Constantemente tenemos problemas de fugas de agua. Lo mismo con las alcantarillas; las líneas son viejas y nunca hemos tenido muy claro dónde corren... Se tapan e inundan y no podemos destaparlas. El alcantarillado tiene estaciones de bombeo. Cuando dejan de funcionar, es muy caro arreglarlas.” Como propietario del parque, Johnson y sus socios comerciales optaron por no atender esos problemas por completo, sino que hicieron lo mínimo necesario para mantener el parque en funcionamiento. “Poco a poco y con cinta adhesiva” así caracterizó su esfuerzo. Johnson simplemente no vio un incentivo en proporcionar servicios decentes para los residentes porque hacerlo costaba dinero que no quería pagar. Y con la antigüedad del parque, los lotes eran demasiado pequeños para que cupieran casas prefabricadas modernas que suelen ser mucho más grandes que los modelos más antiguos que abundaban en Lowry Grove. “Es el modelo de negocio”, dijo Kramer, “ganas dinero cobrando rentas y gastando lo menos posible en infraestructura privada.” Entonces vendes.

El precio de compra que cotizó Johnson fue un reflejo del valor de mercado de la tierra y reflejó la ubicación de Lowry Grove dentro de un suburbio de alto estatus con buenas escuelas, cerca del centro de la ciudad y el centro de Minneapolis.

De acuerdo a los residentes que entrevistamos, las condiciones físicas en el parque decayeron rápidamente después del 2000. Una serie de gerentes quienes vivían en sitio empezaron a trabajar y los vecinos no tenían nada bueno que decir acerca de la mayoría de ellos, mencionaron que la manera en la que hacían las cosas era desde la indiferencia hasta la corrupción. Los propietarios, sin embargo, invirtieron muy poco en el parque o en mejorar la infraestructura. El mantenimiento fue mínimo, hicieron lo suficiente para poder mantener el parque en funcionamiento, pero no lo suficiente para mejorar las condiciones físicas de las calles o la infraestructura. La Ciudad de St. Anthony hizo poco o nada para forzar o incentivar un mejor mantenimiento del parque. Al no ser directamente responsable de la infraestructura privada dentro del parque, la Ciudad permitió que las condiciones del parque se deterioraran. El ambiente social en el parque también decayó. Las llamadas a la policía del parque aumentaron, las drogas y la prostitución se convirtieron en problemas, y en el año anterior a la venta, la policía de St. Anthony respondió a 174 llamadas del parque.

Las condiciones decadentes dentro del parque en la década de 2010, condiciones que los propietarios habían permitido que prevalecieran, contrastaban marcadamente con la comunidad circundante. El parque estaba ubicado entre casas unifamiliares bien mantenidas en un vecindario de clase media alta. Lowry Grove estaba literal y figurativamente en las afueras de St. Anthony Village. El parque ocupaba la esquina suroeste de la ciudad, en la intersección de Lowry Street y Stinson Parkway. Los otros tres lados de esa intersección están en la ciudad de Minneapolis. Un activista del vecindario que trabajó arduamente para apoyar a los residentes de Lowry Grove en los meses previos al cierre del parque nos dijo:

Yo vivía cerca de [Lowry Grove] en Buchanan. Pasaba por ahí, y me avergüenza decir que solía pensar, “qué horror tener que verlo” y pensé en lo que se podía hacer al respecto. No pensé en los residentes que vivían allí, y quiénes eran, o por lo que estaban pasando o por qué la infraestructura del lugar estaba tan descuidada por el propietario y la ciudad. Pero puedo decirles que definitivamente no eran parte de nuestra comunidad. No eran considerados parte de la ciudad, ni por los vecinos ni por la propia ciudad.

Como se señaló, a pesar de las condiciones dentro de Lowry Grove, la propiedad en sí se encuentra en una ubicación privilegiada. En el adinerado suburbio interior de St. Anthony Village, conectado a autopistas y a solo cuatro millas del centro de Minneapolis, el parque pertenecía al distrito escolar de St. Anthony/New Brighton, un distrito conocido por su excelencia. El vecindario estaba limpio, seguro y servido por una variedad de tiendas y comercios. Johnson sin duda entendió que, a pesar de las condiciones decadentes dentro del parque, podría venderlo a buen precio. “‘Lowry Grove tiene una excelente ubicación’, dijo Johnson. “La tierra es valiosa, y su mayor y mejor uso es para algo diferente. Para esta propiedad en particular, ha llegado su momento’.”

La ciudad de St. Anthony Village no consideraba la humanidad de Lowry Grove, al igual que su dueño. St. Anthony Village es un pequeño suburbio directamente junto a la ciudad de Minneapolis por su lado noreste. La ciudad tiene solo 2.35 millas cuadradas de tamaño y en donde viven menos de 10,000 residentes. El ingreso medio de la ciudad en 2014 fue de $54,943. Esto es menos que varios suburbios cercanos, pero más alto que el de sus vecinos en Minneapolis. La tasa de pobreza en St. Anthony es bastante baja, solo el 6,1% en comparación con las áreas suburbanas cercanas con tasas superiores al 11%. En 2010, el 43 % de los residentes tenían títulos de licenciatura, el cual incrementó del 34 % apenas una década antes. Y la comunidad es abrumadoramente blanca; El 85% de los residentes son blancos no hispanos, menos del cuatro por ciento son latinos.

Solo 458 unidades de vivienda en la ciudad son asequibles para familias con un ingreso del 30% o menos del promedio del área (un ingreso de $25,740 o menos). En el momento del cierre, la planificadora de la ciudad de St. Anthony, Breanne Rothstein, dijo que la tasa de vacancia de unidades de vivienda cerca de Lowry Grove era “casi cero” y que lugares para rentar en donde cobrarán lo mismo que en Lowry Grove, que eran $440 mensuales “simplemente no existen” en la ciudad.”

MH

MH vivía en Lowry Grove con su esposa y sus dos hijos. Tanto MH como su esposa están en sus cuarentas y sus hijos tenían 12 y 16 años al momento de la entrevista (10 y 14 al momento del desplazamiento). MH nació en -------- pero se mudó a ---------- debido a conflictos civiles.

MH y su familia se mudaron a Lowry Grove en abril de 2013 y compraron una casa por $6,000. Lowry Grove les atraía debido a su asequibilidad. La familia gastaba $850 por pago de renta por su apartamento de dos recámaras, y el alquiler en Lowry Grove era de $380 cuando se mudaron por primera vez, aunque aumentó año en el que vivieron allí. Aun así, cuando se vieron obligados a mudarse, estaban pagando la mitad del costo de renta de lo que habían estado pagando por su apartamento tres años antes.

La esposa de MH tenía familiares viviendo en Lowry Grove, y recuerda que los vecinos fueron muy amables y amigables cuando se acababan de mudar. Sus dos hijos tenían muchos amigos en Lowry Grove e incluso un amigo que vivía fuera del parque, del vecindario que rodea a Lowry Grove. Los dos niños caminaban a sus escuelas, cada una ubicada a unos 10 minutos a pie de Lowry Grove. Ninguno tuvo que cambiar de escuela cuando se mudaron al parque. MH y su esposa estaban muy contentos con las escuelas: “Tenían muy buena reputación… Tenían buenos maestros. Bueno, todos dirían que era una buena escuela.”

MH nos dijo que el parque era seguro y un buen lugar para los niños. Al mismo tiempo, cuenta un incidente en el que la policía los obligó a él ya su esposa a salir de su casa en medio de la noche.

Un día nuestro tráiler se encontró rodeado de policías. Eran como las 3 de la mañana, y alguien llamó al 911 porque había un tiroteo. Pero, nosotros no escuchamos nada. Estábamos durmiendo. Pensaron que éramos nosotros. Creo que la gente que vivió aquí antes que nosotros tenía un mal historial. Por eso se fueron o los echaron, creo; pero quién sabe lo que pasó. Entonces, no sé si consumían o vendían drogas. no lo sabemos La policía debe haber pensado que todavía vivían allí cuando nos rodearon para salir. Entonces, como no hicimos nada malo, salimos. Cuando salimos nos dijeron que pusiéramos las manos sobre la cabeza, a nosotros los adultos. Y también teníamos un perro allí. Entonces, el perrito estaba ladrando. Abrieron las puertas para comprobar si había disparos, sangre o cuchillos en la cocina, si había alguna señal de violencia. Pero, pudieron comprobar que todo estaba bien. Nos subieron a las patrullas un rato, nos hicieron preguntas y nos soltaron. También se llevaron a los niños. Realmente pensaron que éramos violentos. Pusieron a los niños en el coche de policía. Pusieron a mi esposa en un auto aparte, así (usando sus manos para mostrarnos) con las manos esposadas.”

ENTREVISTADOR: ¿Qué pensaste cuando esto estaba pasando?

“Nada. Bueno, yo no sabía nada. Nos preguntaron si escuchamos los disparos. Y no, no habíamos oído nada. No sé. No sé. Pero, fue extraño. Porque a las 3 de la mañana o 4 de la mañana, ya amanecía, prácticamente salía el sol. Todo se estaba aclarando cuando esto sucedió. Esto fue lo único que no me gustó de allí, y la policía de St. Anthony nos dijo que este no era un buen lugar para vivir, que este lugar tenía un mal historial desde hace ya muchos años. Pero estábamos aquí porque la renta era demasiado cara en otros lugares. Y nos quedamos allí hasta que nos desalojaron.”

ENTREVISTADOR: “¿Todavía lo consideras como un lugar bueno para vivir? ¿Criar una familia?”

“Mi respuesta sería que estuvo bien. Para mí, quien cause problemas debería ser quien se preocupe de que lo arresten. Estuvo bien... Entonces, ¿solo por culpa de unas pocas personas toda la zona está mal? Eso no está bien. Sólo porque _____, están sangrando, están peleando, se están maltratando, dicen que todo el parque está mal. Pero no… Era un lugar seguro… porque había muchos niños que jugaban en las calles. Andaban en bicicleta durante el día; todo estaba en calma. No teníamos problemas.”

La familia sólo vivió allí durante tres años antes de que todos los residentes recibieran la noticia de la venta del parque y su eventual cierre. “Fue una sorpresa”, dijo MH. “Cuando recibimos la carta empezamos a pensar, ‘¿a dónde nos vamos a ir? ¿Adónde iremos?’ Y principalmente para nosotros como adultos no hay problema porque puedo ir a las afueras de la ciudad. Pero los niños empezaron a decir, no, no se quieren ir lejos de aquí por sus amigos y por la escuela.”

MH y su esposa comenzaron a asistir a las reuniones de los residentes poco después de que llegara la carta de cierre del parque. “Phil Johnson y esa mujer, creo que su apellido era Tomas, ella compró la tierra. Solo hacían negocio con la tierra sin pensar en las personas que viven allí. Entonces, nos ignoraron. ¿Qué iban a hacer con la gente? Él vendió la tierra y ella la compró. No nos tomaron en cuenta.”

A MH le gustó el beneficio de la ubicación de Lowry Grove. “Queríamos vivir allí permanentemente, por las escuelas, las tiendas, nos gusta. Todavía nos gusta. Yo tenía a mis hijos y ellos siempre lo extrañan. Así que un día regresaremos a vivir allá por Central, más abajo.”

MH y su familia se mudaron de inmediato. Comenzaron a buscar una nueva vivienda de inmediato y se mudaron en junio de 2016, dos meses después de recibir el aviso de cierre. “Porque desde que llegó la carta en abril de 2016, pensamos que deberíamos esperar hasta que los niños estén fuera de la escuela. No queríamos esperar porque tampoco queríamos mudarnos con la nieve en diciembre.”

Buscaron otros parques de casas prefabricadas para vivir, uno que los aceptara con su perro. No pudieron encontrar ninguno y ahora el perro, que es pequeño, se tiene que quedar adentro, fuera de vista.

Al final, encontraron una nueva casa prefabricada para mudarse a Hilltop, una comunidad a menos de cinco millas de Lowry Grove. Según MH, “tuvimos suerte de que mi cuñado viviera aquí (en Hilltop) y él había comenzado a vivir aquí antes de que nosotros viviéramos en Lowry Grove. Aquí empezamos a buscar y buscar…. Los fines de semana venía aquí porque nadie quería vender su remolque. Hasta que finalmente, el hombre que vivía aquí puso un letrero de “se vende”. Le preguntamos y sí, dijo que estaba a punto de mudarse a Texas. Y así conseguimos nuestra casa tráiler. Fue suerte.” MH siente que su familia tuvo más suerte que otras, “otras familias no tuvieron la misma suerte. Porque otras familias tuvieron que mudarse a departamentos y pagar $1000, donde la renta es demasiado alta.”

Tres de sus vecinos de Lowry Grove también viven en el mismo parque de casas prefabricadas en Hilltop, así como el cuñado de MH. El niño más joven se quedó en la escuela secundaria Northeast, MH lo lleva por las mañanas. El hijo mayor ahora asiste a la escuela secundaria Edison, aunque hay una escuela secundaria más cerca de donde viven.

Su nuevo hogar no es nuevo, y MH dice, “tenemos que arreglar algunas cosas en nuestra casa, pero eso es natural. Solo algunas cosas son las que necesitan remodelación.” Su antiguo hogar, en Lowry Grove, era demasiado viejo para mudarse.

La evaluación de MH de la mudanza es que “no ha sido buena” debido al impacto en sus hijos. “Por sus amigos y su escuela.” Cuando se le pregunta qué es lo que más extraña de vivir en Lowry Grove, responde: “Lo que más extraño son los vecinos, la gente. Es como si hubieran muerto porque todos se fueron en diferentes direcciones.”

La ciudad de St. Anthony Village había dejado bastante claro que no veía futuro para Lowry Grove como un parque de casas prefabricadas. De hecho, el plan integral de la Ciudad de 2008 nombró a Lowry Grove como una de las mejores oportunidades para ser redesarrollada en la ciudad.

El parque de casas móviles de Lowry Grove es el único ejemplo importante de viviendas envejecidas y deterioradas en St. Anthony. Sin embargo, también es la fuente principal de viviendas asequibles para la población (sic) con ingresos inferiores al 50 por ciento de la media de la comunidad.

Las condiciones en Lowry Grove contrastaban, señalaba el plan, con las condiciones de vivienda en el resto de St. Anthony Village, que el plan describe como “generalmente buenas.”

El plan continúa detallando el potencial para la reurbanización de Lowry Grove en la página 2-24:

Si se lleva a cabo la reurbanización de este sitio, la ciudad de St. Anthony se asegurará de que los residentes del parque de casas móviles reciban asistencia en su reubicación a otra vivienda que satisfaga sus necesidades en términos de costo, ubicación, acceso para discapacitados y otras necesidades según lo requiera la ley. Ley estatal (MS 327C.095) …

Para garantizar que se encuentren viviendas de reemplazo adecuadas y asequibles para los residentes del parque, la ciudad puede trabajar por su cuenta o en cooperación con la compañía de reurbanización y/o la Autoridad de Vivienda y Reurbanización del Condado de Hennepin o una compañía de vivienda privada sin fines de lucro. La vivienda de reubicación idealmente estaría ubicada en St. Anthony, ya sea en forma de unidades existentes o de nueva construcción.

Johnson nunca notificó a los residentes que estaba tomando medidas para vender el parque. En enero de 2016, Johnson estaba realizando negociaciones serias con CPG para la venta del parque. Las partes firmaron una “Carta de Acuerdo” en enero que hacía referencia a la intención de CPG de preparar un acuerdo de compra formal luego de una inspección. La carta de acuerdo incluía una prohibición contra el vendedor de “dar información o cooperar con cualquier otra persona con respecto a la venta (incluidos los residentes del parque).” El arreglo era confidencial. Así, CPG y Johnson habían negociado un proceso secreto en el que CPG tenía cuatro meses para inspeccionar la propiedad y obtener financiamiento para preparar un acuerdo de compra. Esta fue tanto una ventaja que tenía CPG que no se les concedió a los residentes, como un acuerdo que se les ocultó deliberadamente a los residentes.

Vecinos en resistencia

“Somos una comunidad humilde, compuesta de familias inmigrantes, adultos mayores con ingresos fijos y clase trabajadora pobre. Si la venta se lleva a cabo, vamos a perderlo todo.” JH, ex vecino de Lowry Grove.

Phil Johnson y CPG consumaron la venta del parque el lunes 13 de junio, el primer día hábil después del término del período de espera de 45 días y el primer día hábil después de que Johnson recibió la contraoferta de Aeon. Los residentes, que habían celebrado el viernes anterior su improbable éxito al conseguir una contraoferta creíble y adecuada, ahora se enfrentan al hecho de que el comprador y el vendedor habían continuado con la venta a pesar de su contraoferta. CPG sostuvo que la oferta de Aeon no era viable y no cumplía estrictamente con los requisitos de la ley. Específicamente, argumentaron que Aeon no había cumplido con el requisito legal de obtener la autorización del 51% de los propietarios de las viviendas prefabricadas. CPG afirmó que, aunque había suficientes firmas, muchas de ellas eran duplicadas al pertenecer al mismo hogar y que algunas no eran de los dueños de las viviendas. Así que, las firmas, argumentaron, no representaban el 51% de los propietarios.

Los residentes ya habían contratado los servicios de Housing Justice Center (Centro de Justicia de Vivienda) y el abogado Jack Cann en caso de que hubiera una lucha legal para hacer valer su derecho de compra. Si al principio creyeron que su lucha legal sería para defender su derecho de comprar el parque, en contra de un desafío legal por parte de CPG, al final resultó que ellos serían quienes estarían demandando en contra de la compra del parque por parte de CPG. Esta distinción resultó crítica al final.

Juntos Aeon, la líder de vecinos Antonia Álvarez y Lowry Grove Residents Association (Asociación de Vecinos de Lowry Grove o LGRA por sus siglas en inglés) presentaron una demanda en el Hennepin County District Court (Tribunal de Distrito del Condado de Hennepin) el 27 de junio en contra del comprador y el vendedor. La demanda alegaba que el propietario había rechazado injustamente la oferta de Aeon a favor de la oferta de CPG, en violación de la ley estatal que les daba a los vecinos el derecho de igualar cualquier oferta de compra recibida por el propietario. Los demandantes solicitaron una declaración del Tribunal que anulara la venta del parque a CPG, anulara el cierre del parque y exigiera al propietario, Lowry Grove Partnership, que cumpliera con los términos del acuerdo de compra de Aeon.

Para los vecinos, su preocupación más grande era la pérdida de sus hogares y comunidades, y el impacto en sus hijos, incluyendo faltar a clases. Las familias temían que, si tenían que mudarse, sus hijos tendrían que cambiar de escuela y que tendrían que inscribirlos en escuelas inferiores. Para la mayoría de los vecinos, sus ingresos harían muy difícil la reubicación y la búsqueda de nueva vivienda. Pero, lo más urgente, temían la pérdida de sus hogares y comunidades.

Un gran número de investigaciones han documentado una serie de resultados problemáticos para las personas que son víctimas del desplazamiento de sus hogares. Una de las primeras investigaciones acerca del desplazamiento se enfocó en los impactos negativos para la salud mental de personas que pierden sus hogares y sus comunidades, o como un investigador lo llamó “luto por la pérdida del hogar.” La psiquiatra de salud pública Profesora Mindy Fullilove se refiere al fenómeno como “impacto a la raíz.” El impacto a la raíz, según Fullilove, es una reacción de estrés traumático debido a la destrucción de todo o parte del ecosistema emocional de alguien. Este trauma “debilita la esperanza, aumenta la ansiedad, desestabiliza las relaciones y destruye los recursos sociales, emocionales y financieros.” Otros investigadores argumentan que el desplazamiento puede alterar el sentido de estabilidad y bienestar psicológico de alguien el cual se deriva de la estabilidad de sentirse con un propósito. El desplazamiento puede interrumpir esta estabilidad al introducir duda en su concepto de tener vivienda estable, altera todos los patrones y rutinas de la vida de una persona e introduce el miedo a la inestabilidad continua. Un estudio, por ejemplo, descubrió “una sensación palpable de miedo y ansiedad de que [los hogares desplazados] serían desalojados por segunda o tercera vez de su hogar”, patrones de hipermovilidad han sido documentados por la investigación. La pérdida de conexión con el hogar y la comunidad de uno puede “provocar la fragmentación de las rutinas o relaciones y de las expectativas” sobre la vida de uno. También se ha demostrado que la pérdida del hogar es “una crisis importante que puede llevar al suicidio.”

Las investigaciones demuestran que las personas desplazadas pierden conexiones con sus redes sociales y sus sistemas de apoyo. Los sistemas informales de apoyo son especialmente importantes para las personas de bajos ingresos quienes dependen de la ayuda mutua para obtener bienes y servicios que otras personas acceden al comprarlos o contratarlos. Así que, los intercambios informales de cuidado de niños, transporte y para poder garantizar sus necesidades diarias no son simplemente asuntos de amistad y relaciones, sino que de hecho constituyen estrategias de sobrevivencia para personas de escasos recursos. Estas relaciones recíprocas se establecen con el tiempo a medida que se construye confianza y experiencias con vecinos y conocidos que viven cerca. El desplazamiento significa la interrupción de estas relaciones y la destrucción de estos lazos de apoyo críticos.

Los residentes de Lowry Grove estaban viviendo y sufriendo lo que sienten la mayoría de las personas desplazadas y tuvieron que mudarse como lo tienen que hacer muchas comunidades desplazadas. Como dijo un residente poco después de la venta del parque: “Creo que se aprovechan mucho de las familias de escasos recursos cuando llegan los desarrolladores que pueden desplazar de a 100 a 200 personas a la vez.” Los vecinos organizaron su lucha, muy seriamente, en los días posteriores a la venta del parque.

Además de la demanda, los vecinos comenzaron a enfocar su lucha hacia la Ciudad de St. Anthony Village para obtener su ayuda. La decisión de la Ciudad, sin embargo, fue de no interferir con lo que llamaron una transacción exclusivamente privada.

City Council Meeting
Residentes de Lowry Grove asisten a una reunión del ayuntamiento de St. Anthony Village

“Ejemplo contundente de tensión racial.”  

A finales del verano de 2016, St. Anthony Village estaba en peligro de convertirse en lo que un reportero local refirió como “un ejemplo nacional de tensión racial.” Además de la situación en Lowry Grove en la que la única zona de la pequeña ciudad en donde vivían en conjunto la mayoría de las personas de color estaba siendo amenazada con el desalojo forzoso, la Ciudad estaba lidiando con el asesinato de Philando Castile, un hombre negro de 32 años que había sido detenido por la policía por una infracción de tránsito. El tiroteo ocurrió el 6 de julio de 2016, menos de un mes después de la venta de Lowry Grove. Aunque el asesinato de Castile tuvo lugar en la comunidad vecina de Falcon Heights, quien disparó y lo mató era un policía de St. Anthony Village.

Estos eventos se sumaron a otra controversia la cual había ocurrido hace dos años. En este incidente, la ciudad de St. Anthony Village le había negado un permiso al Abu Huraira Islamic Center (Centro Islámico Abu Huraira) para usar una propiedad en la ciudad como su lugar de culto. En 2012, el Centro Islámico había firmado un acuerdo de compra de $1.9 millones con el St. Anthony Business Center (Centro de Negocios St. Anthony) ubicado en la zona “industria ligera” de St. Anthony Village. Los miembros del Centro Islámico se habían reunido con los planeadores de la Ciudad, la Planning Commission (Comisión de Planificación) y habían asistido a reuniones del “ayuntamiento y la Comisión de Planificación para hablar acerca de cualquier inquietud que tuviera la Ciudad.” Tanto el personal de planificación de la Ciudad como la Comisión de Planificación recomendaron la aprobación del permiso. Cuando el permiso pasó a ser votado en junio de 2012, cuatro meses después de que el Centro Islámico hubiera solicitado el permiso, el ayuntamiento rechazó la solicitud con una votación de 4 a 1. Varios residentes hablaron en la reunión del ayuntamiento, a favor y en contra del permiso. Según el periódico St. Paul Pioneer Press, “algunos de los que hablaron en contra de la mezquita hicieron comentarios despectivos sobre la fe musulmana.”

Aunque el miembro del ayuntamiento de St. Anthony Village, Hal Gray, sostuvo en ese momento que “el problema es estrictamente un problema de uso de la tierra y ‘no tiene nada que ver con su religión en absoluto,’” el Minnesota Chapter of the Council on American-Islamic Relations (Capítulo de Minnesota del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas) les pidió a las autoridades federales que investigaran la situación.

MS

MS nació en el área de Chicago en 1935. Se mudó a Lowry Grove a principios de este siglo. Ella descubrió a la comunidad de Lowry Grove y se dio cuenta de que vivir allí le ahorraría dinero en comparación de en donde estaba. “Pensé, ésta va a ser mi casa hasta que me muera.” Tenía algo de dinero ahorrado para su jubilación y compró su casa en Lowry Grove.

“Era una casa encantadora,” recuerda. “Vaya que la extraño.” Ella recuerda que la comunidad en Lowry Grove era muy tranquila y había buena gerencia cuando se mudó por primera vez. “Era tranquilo, si no podía dormir, me sentía segura saliendo a tomar el aire fresco a las dos de la mañana. Me sentía muy segura. Tenía buenos vecinos que vivían al otro lado de la calle y al lado.”

Al igual que otras personas con las que hablamos, MS notó que el mantenimiento de Lowry Grove decayó en los años previos a la venta. MS, de hecho, se había mudado a Lowry Grove antes de que Phil Johnson comprara el parque. Ella dijo, “las cosas cambiaron mucho cuando Phil compró el lugar.”

Lo que le gustaba de Lowry Grove era su ubicación. Ella dijo: “Podría salir del parque, bajar una colina a la biblioteca, tomar otra calle para ir al centro comercial a tomar un café…”

MS dijo que se quedó en estado de shock cuando se enteró del cierre del parque. “Éste iba a ser mi hogar por el resto de mi vida.”

“Estoy en mis ochenta. No estoy contenta de tener que cortar mis raíces de aquí y ya sabes, tenía todo listo. Tenía todo pagado, y un lindo lugar. Y no creo que sea amable de su parte obligarme a salir. Me hizo enojar.”

MS tuvo que dejar su casa prefabricada en Lowry Grove cuando se mudó. Su casa era un modelo de los años 80, aunque había sido totalmente remodelada. “Me dieron un cheque, y el cheque era de una cantidad correspondiente aproximadamente la mitad de lo que hubiera pagado por una casa parecida a la mía.” También perdió su piano en la mudanza. MS ha tocado el piano desde la escuela secundaria en California. Dijo que tocaba casi todos los días en Lowry Grove. Guardó el piano en un almacén esperando trasladarlo a su nuevo lugar. Tuvo problemas para encontrar una nueva vivienda y no pudo seguir pagando la renta de la bodega. Dejó que la empresa de almacenamiento se llevara el piano.

Ahora vive de su ingreso de social security (seguridad social). “No soy rica y mis ingresos son demasiado bajos para calificar a la mayoría de los apartamentos. Estoy segura de que existen lugares en donde aceptan a personas de bajos recursos, una de mis hermanas era trabajadora social y me dijo que había lugares a los que me podría mudar, pero estoy acostumbrada a la privacidad, ¿sabes a lo que me refiero?

Se mudó al parque Four Seasons Park en los suburbios de Blaine y compró “una casa para arreglar”, como ella lo llama. Tenía la esperanza de mudar su casa, pero no pudo encontrar una parcela vacante en ningún parque cercano para mudarla. Se le acabó el tiempo y tuvo que dejarla.

“Cuando nos fuimos, al final tenía la esperanza de poder mover mi casa, y eso no funcionó. Mi hija, que vive en St. Michael, quería que eventualmente me mudara con ella a un apartamento, así que fui a quedarme en su casa después de salir. Pero eso no funcionó. Realmente no había visto mucho a mi familia. Y eso se debe en parte al trabajo de mi hija, y ella estaba tomando clases para obtener su título y trabajando... Después de unos días, ella gritaba y azotaba las puertas, pero estaba pasando por otras cosas y yo no podía vivir. de esa manera, entonces me fui. Me quedé en un hotel durante unas semanas.”

Ella vivió en el hotel durante unas cinco semanas, nos dice. Había un restaurante Denny’s cerca, por lo que podía caminar hasta allí. El hotel adaptó las tarifas para ella después de un tiempo, reduciendo un poco sus costos. “Y tenían café gratis por la mañana.”

Cuando se mudó a su nuevo hogar en Blaine, se mudó con un amigo de Lowry Grove que había encontrado una casa un poco descuidada para arreglarla. “Decidimos intentar vivir juntos por un tiempo. Vivir con él no es problema, pero a ninguno de los dos nos gusta este lugar.” Dijo que paga $560 y que no se siente tan segura como en Lowry Grove. MS espera encontrar otra vivienda cuando mejore el clima. Ella espera encontrar algo más cerca de Minneapolis.

Extraña no tener una casa bonita y ordenada, no poder guardar algunas cosas. Extraño a mis vecinos, ¿me entiendes? Y poder ir de paseo a la biblioteca. Todo lo que conocía dejó de existir.”

El 27 de agosto de 2014, la ciudad fue demandada por el U.S. Department of Justice (Departamento de Justicia de los EUA), por violar la Religious Land Use and Institutionalized Persons Act of 2000 (Ley de Personas Institucionalizadas y Uso de Tierra con propósito Religioso de 2000 o RLUIPA por sus siglas en ingles), el cual contiene disposiciones que prohíben la discriminación religiosa y protegen la práctica religiosa de bloqueos injustificados. La demanda esperaba “hacer cumplir los derechos constitucionales de Abu Huraira bajo RLUIPA al exigir que St. Anthony Village otorgue el permiso de uso condicional de la tierra para permitir que la gente se reúna en Abu Huraira con el propósito de adorar.”

Cuatro meses después, el Departamento de Justicia anunció un acuerdo de conciliación que resolvía la demanda. La Ciudad acordó permitir que Abu Huraira usara el espacio que había comprado para el culto religioso. El acuerdo también establece que “La Ciudad de St. Anthony Village no tratará a Abu Huraira ni a ningún otro grupo religioso de manera discriminatoria mediante la aplicación de sus leyes del uso de la tierra, […] que los líderes electos, gerentes y ciertos empleados de la Ciudad participarán en entrenamientos educativos acerca de los requisitos de RLUIPA, [y] la Ciudad […] también pondrá a disposición del público la información de RLUIPA a través de su sitio web e informará periódicamente al Departamento de Justicia…”

El ayuntamiento de la Ciudad de St. Anthony aprobó unánimemente el acuerdo una semana después, aunque no todos los miembros lo hicieron creyendo que era la solución preferida. El concejal Randy Stille dijo que “pelear el caso, sin importar qué tan correcta sea nuestra causa, sería costoso y no tendría un resultado seguro, […] el tema común con la mayoría de los casos de RLUIPA es que las ciudades pequeñas no tienen los recursos para luchar contra los recursos ilimitados del gobierno federal.”

El incidente de la Mezquita, el asesinato de Castile y luego Lowry Grove habían empujado a la pequeña ciudad de St. Anthony al centro de atención regional y, a veces, nacional en maneras que hicieron resaltar las tensiones raciales, étnicas y religiosas.

“Salvando a Lowry Grove”

Por lo tanto, Lowry Grove no fue el único tema social delicado en la agenda cuando el ayuntamiento de la Ciudad de St. Anthony se reunió en julio de 2016. Ese mismo mes, algunos residentes de St. Anthony se habían unido en respuesta al tiroteo de Castile y crearon St. Anthony Village Community Action (Acción Comunitaria de St. Anthony Village o SAVCA por sus siglas en inglés).

Los miembros de SAVCA asistieron a la reunión del ayuntamiento de julio de 2016 para “hablar sobre la vigilancia policial en St. Anthony Village y sobre las desigualdades en la ciudad.” Para los miembros de SAVCA, conocer a Antonia Álvarez en la reunión del ayuntamiento y escuchar lo que estaba sucediendo en Lowry Grove presentó un conjunto de problemas completamente nuevos que sintieron que la ciudad necesitaba resolver. Nos dijo un activista de SAVCA:

La reunión del ayuntamiento de la ciudad en la que vi hablar a Antonia fue la primera que escuché sobre la venta propuesta de Lowry Grove y la pérdida potencial de esa vivienda asequible.

Los residentes comenzaron a trabajar en varios frentes. Álvarez organizó una reunión semanal de residentes frente a su casa en Lowry Grove. Para muchos de los residentes, tal acción política directa era algo que nunca antes habían hecho. “Bob y Sherri Wargin, que han vivido en el parque durante más de 25 años, tomaron tiempo del trabajo para estar [en una protesta]. Habían planeado jubilarse en Lowry Grove, pero ahora sus planes y ahorros están bajo amenaza. [Nunca he estado en ningún tipo de protesta,’, dijo Sherri. ‘Pero cuando me di cuenta de lo mucho que demostraba que estábamos realmente involucrados en esto, estar aquí, estábamos comprometidos.’”

Los vecinos siguieron pidiendo al ayuntamiento de la Ciudad que actuara en su favor, pero también buscaron otros aliados. Una petición a la oficina del attorney general (fiscal general) dio como resultado una carta en tono amigable para la corte presentada por la oficina del fiscal general a principios de agosto. Aunque intervenir de esta manera y en esta etapa de una disputa legal es inusual para la oficina del fiscal general, la comunicación dejó en claro que la crisis de viviendas asequibles en la región y el interés público en preservar las viviendas prefabricadas asequibles era suficiente para que ellos actuaran. Por su parte, CPG sostuvo que había seguido la ley al pie de la letra y que “seguirán haciéndolo.”

Los vecinos se presentaban a las reuniones del ayuntamiento como una parte normal de sus esfuerzos por salvar sus hogares. El 9 de agosto, Álvarez asistió a una reunión del ayuntamiento para solicitar que la Ciudad no aprobara ningún cambio de zonificación que permitiera la construcción de nuevos proyectos en el parque.

LGRA invitó a los miembros del ayuntamiento a visitar Lowry Grove en varias ocasiones durante los próximos 12 meses. Solo una vez se presentó un empleado, el Administrador de la Ciudad Mark Casey, para reunirse con los vecinos. Los vecinos le preguntaron si la Ciudad haría algo para ayudar a detener o retrasar su desalojo. Casey evadió la pregunta directa y “respondió que su trabajo era asegurarse que se cumplieran las leyes. ‘Haremos lo que podamos para asegurar’ que, en cualquier proceso, ‘sea justo, equitativo y se escuchen todas las voces.’” Las respuestas de este tipo se convertirían en el refrán de la Ciudad durante todo el año. Los empleados de la Ciudad repetían una y otra vez que no tenían poder alguno para interrumpir una transacción de bienes raíces exclusivamente privada, y su postura oficial era que no estaban apoyando a ninguna de las partes involucradas.

Habiendo presentado una demanda para detener la venta, los residentes también apelaron al Department of Housing and Urban Development (Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano o HUD por sus siglas en inglés)  federal, presentando una queja alegando que la venta y el cierre de Lowry Grove sería una violación de la ley de Fair Housing (Vivienda Justa) debido a su impacto negativo e impacto desproporcionado para las personas de color quienes en su mayoría vivían en Lowry Grove a comparación que en la comunidad circundante. Los residentes presentaron el reclamo el 8 de septiembre, argumentando que una cuarta parte de los residentes de Lowry Grove tienen apellidos hispanos, mientras que los hispanos representan menos del 7% de la población del condado de Hennepin. La queja de Vivienda Justa era considerada como un plan de respaldo para la demanda, pero dado al compromiso de la Administración del Presidente Obama para la vivienda justa y su trabajo de abogacía para defenderla con enfoque en el ‘impacto desproporcionado’ en relación a los casos de discriminación en la vivienda, los vecinos se sentían optimistas de que HUD podría apoyar su lucha. En octubre, la oficina regional de HUD en Chicago pidió que CPG “no tomara medidas adicionales para llevar a cabo el desalojo de los residentes de Lowry Grove” mientras la agencia realizaba su investigación.

Protest march
Los residentes de Lowry Grove marcharon o llegaron en vehículo por seis millas desde sus hogares hasta el centro de Minneapolis hasta el Tribunal de Circuito del Condado de Hennepin.

La demanda se movió rápidamente. La primera audiencia del caso fue el 26 de agosto. Aproximadamente 50 residentes de Lowry Grove marcharon o llegaron en vehículo por seis millas desde sus hogares hasta el centro de Minneapolis y de ahí hasta el Tribunal de Circuito del Condado de Hennepin. En el camino protestaron con campanas, megáfonos y letreros. Ellos se presentaron a la audiencia en la Corte ese día. Los abogados de ambos lados presentaron sus casos y el juez prometió actuar rápidamente.

El fallo llegó un mes después y permitió que prosiguiera la venta entre Johnson y CPG. El juez dictaminó que la ley no protege a los residentes una vez se realiza la venta tal y como se realizó la venta de Lowry Grove el 13 de junio de 2016. Esto no podría cambiar, incluso si la venta se realizó en violación a la ley que le deba a los vecinos su derecho de ser los primeros en poder comprar su vivienda.

La decisión en este caso fue importante para determinar qué tan bien la ley podría proteger el derecho de los propietarios de casas prefabricadas a comprar sus casas, desgraciadamente la ley resultó ser una gran decepción. El único remedio disponible para los vecinos, dictaminó el juez Klein, era buscar daños monetarios. El juez Klein permitió que la demanda continuara para evaluar si se causó daños monetarios a los residentes, pero se negó el intento de los vecinos de detener la venta del parque a CPG.

Los vecinos y Aeon decidieron continuar con la demanda en busca de daños monetarios. Alan Arthur de Aeon dijo que la organización “ya estaba explorando otras opciones de vivienda para los residentes de Lowry Grove si el parque cierra.” CPG continuó avanzando con su propuesta de reurbanización y moviendo los pocos hogares que estaban listos para reubicarlos. La vicepresidenta de la firma, Traci Tomas, informó estar “contenta pero no sorprendida por el fallo del juez Klein,” y continuó afirmando que CPG y el vendedor, Johnson, no habían violado el estatuto al cerrar la venta en junio. A fines de septiembre de 2016, un puñado de hogares ya había abandonado el parque.

La Ciudad actuó inmediatamente después de la decisión de la Corte para reiniciar el proceso de despojo. El Tribunal tomó su decisión el 24 de septiembre y dentro de tres semanas el ayuntamiento convocó una audiencia pública y nombró al empleado de la Ciudad que supervisaría la reubicación de los residentes. Los vecinos y sus aliados trataron de convencer al ayuntamiento de que pospusiera la audiencia, argumentando que HUD estaba realizando su investigación y había solicitado que no se tomaran más medidas para sacar a los residentes del parque, pero la Ciudad siguió adelante.

Los vecinos y sus aliados se manifestaron frente a las oficinas de la Ciudad de St. Anthony Village en octubre cuando el ayuntamiento programó la audiencia pública. Un residente habló con el ayuntamiento y les dijo: “no es justo lo que nos están haciendo.” Merino, una madre soltera con cuatro hijos, trató de hacerle entender al ayuntamiento la importancia de la vivienda asequible que Lowry Grove le brindó. Después de escuchar a Merino y otros residentes durante dos horas, el ayuntamiento votó a favor de proceder. Repitiendo el refrán familiar de la Ciudad, el alcalde dijo que el ayuntamiento no podía tomar lados en esta transacción comercial privada. “No podemos salvar a Lowry Grove y devolvérselo a la gente. No somos los dueños. Nunca lo hemos sido y nunca lo seremos.” A mediados de octubre, 38 de los 95 propietarios del parque habían llegado a un acuerdo con CPG para mudarse. El nuevo propietario pagó directamente a algunos vecinos para que se mudaran. Tomas informó que el pago promedio realizado por los propietarios fue de alrededor de $8,350 por casa móvil. Las casas fueron demolidas en el sitio o llevadas a otros parques de casas prefabricadas. “‘Llegas a tu casa y ya no está tu vecino,’ dijo Antonia Álvarez en relación a las demoliciones” y señaló lo triste que era ver el parque vacío.

En declaraciones públicas, la vicepresidenta de CPG, Traci Tomas, reconoció en repetidas ocasiones que la reubicación forzosa de las familias de Lowry Grove sería muy difícil para las familias. “Desde el principio, nos hemos dado cuenta de que esta es una situación difícil para los residentes. Eso nunca ha sido algo que nos hayamos tomado a la ligera.” Pero el cierre del parque fue su intención desde el principio y nunca lo ocultaron. La empresa había cerrado otro parque de casas prefabricadas en St. Paul años antes. De ese caso, Tomas recordó que “[había] varios vecinos molestos por eso… Simplemente no entendían algunos de los recursos disponibles para ellos. Cuando nos sentamos y los guiamos a través del proceso, terminaron viviendo en condiciones de vida mucho mejores que en las casas en donde vivían.’”

El vecino de Lowry Grove, Scott Anderson, no estaba de acuerdo con eso. Tenía sesenta y cinco años de edad y estaba criando a sus dos nietos “con una pensión no muy buena, “se preocupaba por su futuro cuando el parque cerrara. “Estuve 57 años de mi vida trabajando, sin ser un vago, sin ser ninguna otra cosa que un trabajador… Y ahora voy a terminar en la calle, debajo de un puente.”

En el otoño de 2016, las condiciones en el parque parecían deteriorarse aún más. Los residentes notaron indicios de tráfico de drogas en lugares donde antes no ocurría. Una líder residente que luchaba contra el cierre del parque tuvo que llamar a la policía una noche de octubre de 2016. En sus palabras:

Mi hija, mi cuarto era el último hacia atrás, para la parte de atrás del parque.  Y por la parte de atrás habían RVs [vehículos recreativos]. Era de tiempo de calor y yo tenía abierta la ventana y mi hija ya estaba acostada, de hecho, ya dormida eran las 10 de la noche. Yo apagué la luz y ya me iba a acostar y unos hombres por esa ventana me gritaron: “Get out of there, bitch.” [“Sálgate puta.”]

Un poco abrí la ventana y eran dos hombres, pienso yo que eran los dos blancos, shorts, cabello largo. Una mujer creo fue la que levantó la llamada y me dijo “vamos a estar aquí alrededor de la casa, hasta las 6 de la mañana.”

No pasó nada esa noche.  Pero en otro día, después, como el mes después, Maritza venía llegando del trabajo. Ella vivía en la P2. Eran como las 2 de la mañana, 2:30 am y sonó mi teléfono y ella estaba bien asustada, diciendo levántese, levántese hay un hombre con una lámpara hacia su casa, levántese, algo van a hacerle. En ese momento llamé a la policía. Y le dije que hay un hombre cuando yo me levanto, prendo la luz y el tipo corre y alcanzó a ver.

 

No ocurrieron incidentes adicionales de este tipo según el vecino activista, ni se recopiló más información sobre la identidad o los motivos de las personas que el residente vio en esas dos noches.

Cuando la líder residente Antonia Álvarez habló con un reportero de un periódico sobre estos incidentes meses después, sugirió que “el aumento de las drogas y la violencia era parte del plan [del desarrollador].” Como se informó en un periódico semanal, City Pages en marzo de 2017:

Los nuevos dueños, pensó, dejaban que rentaran personas con problemas de drogas e historial de violencia. Y cuando los vecinos se empezaron a quejar de esto, alegó, [los dueños] miraron hacia otro lado. El caos resultante haría que la comunidad más amplia de St. Anthony respaldara el cierre del parque.

Estas acusaciones fueron negadas por los dueños quienes presentaron una contra demanda en contra de Álvarez en junio de 2017.

GB

GB vivió en Lowry Grove durante 37 años. Primero vivió allí con su hijo, que se mudó en 2014 y luego con su hija en 2015. Luego, su hija compró su propia casa en Lowry Grove en 2015, solo unos meses antes de la venta del parque.

Cuando se mudó por primera vez, dice GB, el propietario en ese momento, Hobey Swan, administraba el parque “como un campo de concentración. Tenías que registrar invitados durante la noche. Pintaba las líneas para estacionarse. Si te estacionabas sobre la línea, te ponía una multa. Era muy estricto.” Después de que Phil Johnson compró el parque, todas las reglas salieron por la ventana. Era tierra de nadie. No le daba mantenimiento a nada. Los árboles se caían, no cortaba el césped. Era un dueño que cobraba y no arreglaba.” Lo peor, para GB, fue el deterioro de la infraestructura en el parque. “El agua, todas las tuberías debajo, comenzaron a deteriorarse. Y no arreglaron nada… Él nunca reparó nada. Entonces, simplemente lo estaba dejando caer en caída libre. La ciudad de St. Anthony vendría” y ponía avisos pidiendo que se levantaran escombros.

GB también se queja de los gerentes que contrató Johnson, alegando que algunos estaban detrás de la actividad criminal de drogas en el parque.

A pesar del estado decadente, GB recuerda a la comunidad de personas como amigable. Recuerda los almuerzos al aire libre entre los residentes (“dos veces al mes de abril a octubre”) y mucha vida social. Ella recuerda que la creciente comunidad latina era muy trabajadora, centraban a la familia, mantenían sus hogares en buen estado y no socializaban mucho con los vecinos mayores de edad. Sus hijos estaban en las buenas escuelas de St. Anthony y “es por eso lucharon tanto, creo” para mantener el parque abierto, dijo.

A GB le encantó la comunidad más amplia y la ubicación de Lowry Grove. Hablando de St. Anthony, dijo que cuando se mudó pensó: “Amo este vecindario, amo el área, la comunidad.” Durante mucho tiempo trabajó en Hennepin County Center y desde Lowry Grove se tardaba cinco minutos en llegar al centro de Minneapolis. «Es muy fácil ir de compras. Es simplemente una gran área. Así que sí, ‘Me quedo aquí’”, es lo que pensó. GB también mencionó la calidad de la escuela secundaria a la que asistieron sus dos hijos al crecer ahí.

GB pasó momentos difíciles después de ser desalojada de Lowry Grove.

Su remolque era viejo, fue construido en la década de los 60s. “Le invertí alrededor de dos o tres mil dólares después de jubilarme para arreglarla ahora que tenía tiempo, cuando tenía tiempo. Pero, sí, todo fue en vano.” Arregló su recámara, reemplazó su excusado, reemplazó la caldera, todo después de jubilarse. Quitó los techos y puso nuevos pisos también. Pero la casa era vieja y, como dijo GB, era “Rube Goldberged” (refiriéndose a que le habían hecho arreglos sin licencia). Al final fue demolida y ella recibió $5,000.

Ella recuerda sentirse “devastada” cuando recibió la carta que les notificó a los residentes sobre la venta y el cierre inminente del parque. “Había vivido allí durante 37 años y nunca dudé en que iba a quedarme, ¿sabes? O tal vez arreglaría mi remolque, tal vez lo vendería, tal vez me mudaría al norte.”

Desearía no haberse mudado tan rápido. Se queja de que otros recibieron más dinero de reubicación porque “se esperaron.” Según ella, “Seguí los consejos de la gerencia... El encargado de mantenimiento me dijo en privado porque éramos amigos: ‘Salte de aquí lo más rápido posible o no obtendrás ni un centavo.’ Entonces, vendí todo por cinco mil dólares, lo cual me rompió el corazón. Y luego me mudé a una situación realmente mala en el norte de Minneapolis. Me mudé al sótano de una casa de 120 años y soy alérgica al moho y los hongos, así que me enfermé mucho.” La dueña de ese edificio era la prima de GB. Pero GB se mudó debido a la humedad. Luego se mudó nuevamente con su hija a Lowry Grove y se quedó allí hasta que el parque cerró el 30 de junio de 2016.

En ese momento comenzó a buscar un lugar para vivir. Durante ese período durmió en el apartamento de su hijo. “Fue entonces cuando apliqué para una vivienda pública y no tenía idea de la situación de las rentas en la ciudad. Ya sabes, 37 años en un lugar no le prestas atención a nada de eso. Así que no sabía que sería tan difícil y por eso he estado sin hogar.” Incapaz de encontrar nada, comenzó a acampar en el parque del condado de Rice Creek en Anoka. “Pero, solo podías quedarte cinco días, luego tenías que irte dos días y podías regresar por tres. Entonces, mi prima vive en la calle 46 y -------. Dormía en mi tienda de campaña en su patio trasero de vez en cuando” por el resto del verano. Ella se mudaba entre la casa de su hijo y la de su primo hasta que se mudó a una vivienda pública en el noreste de Minneapolis. En el momento de nuestra entrevista, estaba anticipando mudarse dentro de dos meses a una unidad de vivienda para personas mayores operada por Aeon, el proveedor de vivienda sin fines de lucro que trabajaba junto con los vecinos de Lowry Grove para tratar de preservar el parque.

Durante todo ese período de seis meses, gastó $160 por mes en una bodega de almacenamiento en St. Paul y otros $89 por mes en North Branch, MN. “Vengo de un remolque doble de siete habitaciones. Y cuando me mudé, lo metí todo a un almacén. Y ordené y tiré muchas cosas.” Pagaba para acampar las noches que estaba en el parque, pagaba gasolina para transportarse desde Bloomington (donde vivía su hijo) a North Branch (la casa de su prima), a Anoka (el parque) y a otros lugares. Pagó $160 para alquilar un camión para trasladar sus pertenencias al almacén. Pero incluso con el camión y las unidades de almacenamiento, no pudo mover todo.

Extraña mucho su jardín. “Tenía una viña de 30 pies de largo y llenaba barriles de uvas y se las daba a todos los vecinos. Les decía, ‘vengan, traigan un tazón’. Tenía un huerto de frambuesas que medía 20 pies por 8 pies... Cultivé pequeños tomates cherry. Entonces, perdí mis frambuesas, perdí la viña. Eso fue desgarrador para mí porque hago mermelada y, ya sabes, como dije, los vecinos… tuve que regalar mucho.”

GB cambió de iglesia durante la mudanza. Nos informó estar atendiendo a ---------- Lutheran “donde está el banco de comida y más o menos soy voluntaria allí.” GB va al banco de alimentos dos veces por semana, “lo que ayuda porque, ya sabes, estoy pagando por todo lo que me está pasando.”

Pensar en la mudanza es difícil para GB. Llorando, dijo, “y pensé que viviría feliz para siempre con mi viña y frambuesas y arreglando mi casa. Así que tuve un año feliz de jubilación. Y he vivido un infierno desde entonces. No pensé que las cosas serían así.”

“No, no creo que [ser forzado a mudarse] fuera algo bueno. Nos obligaron a salir, tuvimos que mudarnos, tuvimos que luchar. He aprendido mucho…. era estable, tenía un plan seguro, era feliz, estaba jubilada y las cosas iban bien. Y el tener que mudarse y no saber a dónde ir, ni qué hacer. El no tener dinero debido a mis ingresos, ya sabes. Yo estaba estable allí. Y ahora estar en este mundo, es muy caro. Así que… en verdad me devastó.”

Cuando se le preguntó qué es lo que más extraña de Lowry Grove, GB dijo: “Mi hogar. Mis amigos. La comunidad, la familiaridad. El centro comercial. Solo el hecho de que… era mi hogar.”

Para diciembre de 2016, aproximadamente la mitad de los vecinos habían desalojado Lowry Grove. Entre los que se quedaron, había más miedo acerca de lo que sucedería con el parque y sus hogares. Los propietarios estaban tratando de acelerar la limpieza del parque, ofreciendo a los residentes $1,000 para que se fueran, además de lo que recibirían del Fondo de Crédito del Estado por el valor de sus casas. Álvarez informa que le ofrecieron un apartamento en el nuevo desarrollo que CPG planeaba construir con un costo de renta que no superaría lo que había estado pagando en Lowry Grove. Ella rechazó la oferta.

Para algunos residentes, la oferta de $1,000 para mudarse fue tentadora. Su demanda aún estaba pendiente en la Corte de Apelaciones. Si no ganaban allí, no habría compensación adicional más allá del valor de sus casas.

El proceso para pagarle a los dueños no es muy transparente desde la perspectiva de los residentes y puede ser caótico. Es difícil para los residentes calcular cuánto se les debe y por qué motivo se les debe (costo por su vivienda, o gastos de mudanza, o gastos “relacionados”). En el caso de Lowry Grove, se hicieron algunos pagos del State Trust Fund (Fondo de Crédito del Estado) a los vecinos antes de que se supiera que St. Anthony Village tenía una ley en relación al cierre del parque que reemplazaba a la ley del Estado. Estos propietarios tuvieron que ser contactados nuevamente y recibir pagos adicionales. La situación generó mucha desinformación y confusión sobre lo que los vecinos podían recibir como compensación por la pérdida de sus hogares y su comunidad.

Extensión

A medida que avanzaba el otoño de 2016, se avanzó poco en la reconciliación de los vecinos con los nuevos propietarios. CPG prefería que los vecinos se fueran lo más rápido posible y continuó brindando incentivos a los residentes para que hicieran precisamente eso. En noviembre, el gerente del parque les dio pavos a todos los vecinos que aún vivían en Lowry Grove. Álvarez interpretó esto como un intento de comprar la voluntad de los vecinos. Como ella recuerda:

Le dieron los pavos a toda la comunidad y la última persona fui yo. Dieron pavos para cada casa, todos recibieron el pavo. Entonces, cuando llegaron a mi puerta y tocaron la puerta, vi por la ventana al gerente y me dijo: “Traci [Tomas] te manda esto, por el Día de Acción de Gracias.” No quiero el regalo para mi casa. Dijo que es para ti, ¿no entiendes?, ¿no quieres este pavo?, no, no quiero, no quiero el pavo y cerré la puerta, y llamé a la comunidad y dije: “Ok, el gerente está en mi casa y me dio este pavo” y la gente decía, “oh, también me dieron pavo” y yo dije, ok, llamé a todas las personas y les dije que devolvieran el pavo. Este pavo no es el valor de tu casa, quieren pagar por tu dignidad, cambiar tu dignidad por un pavo. Tu dignidad es más fuerte, reconoce tu dignidad y regresen los pavos en su puerta. Todo el mundo estaba regresando los pavos en la oficina. Tenían un camión grande y todos pusieron los pavos ahí, el gerente, él estaba muy enojado conmigo porque todos hicieron lo que les pedí, todos, los blancos y los latinos regresaron el pavo.

En diciembre, CPG y los vecinos se reunieron en la Iglesia Luterana Nativity en St. Anthony Village al otro lado de la calle de las oficinas de la Ciudad. Álvarez invitó al Obispo Auxiliar de la Iglesia Católica, Andrew Cozzens a estar presente en la reunión. Después de algunas negociaciones, las partes acordaron extender la fecha de mudanza de marzo hasta finales de junio para no interrumpir a los niños durante la mitad de su año escolar.

A principios de mayo, la Corte de Apelaciones confirmó la decisión del Tribunal de Distrito sobre la venta del parque. Aún vivían aproximadamente la mitad de los vecinos en el parque en mayo cuando la Corte de Apelaciones emitió su fallo. Los que se quedaron tuvieron que encontrar un nuevo lugar para vivir en cuestión de semanas.

Respuestas

En los días que quedaban antes del cierre del parque, Álvarez y otros líderes de vecinos organizaron acciones para asegurarse de que todos los vecinos encontraran un lugar a donde mudarse. Los líderes de vecinos tocaron puertas para asegurarse de que todos tuvieran un plan. Para aquellos sin un plan se les encontró asistencia. La ayuda llegó por medio de la Asamblea de Derechos Civiles, un grupo de voluntarios organizados por la iglesia Northeast United Methodist Church (Iglesia Metodista Unida del Noreste), la pastora Sarah Lawton, el personal del Distrito Escolar de St. Anthony y de SAVCA.

Álvarez tocó la puerta del vecino de Lowry Grove, Frank Adelmann. Frank había vivido en Lowry Grove durante unos 13 años. Álvarez informa que Frank le dijo que no iba a dejar a Lowry Grove. Ella le dijo que su lucha para detener la venta había fracasado y que todos debían irse. El sheriff sacaría a cualquier vecino que aún estuviera en el parque después de la fecha límite.

La última vez que vi a Frank, me sonrió y dijo: “No me iré de Lowry Grove. Viviré aquí el resto de mi vida.” Le dije que tenía miedo por él. “No quiero que el Sheriff te lastime. Todos tenemos que irnos juntos.” Continuó sonriendo y me dio un abrazo y dijo: “No te preocupes por mí. El sheriff no me hará daño, viviré aquí el resto de mi vida.”

De igual manera, la amiga de Adelmann, Nancy González, que vivía a cuatro casas de distancia, se preocupaba de cuál era el plan de Frank para mudarse de Lowry Grove. “‘Cuando le preguntaba qué iba a hacer,” dice González, “siempre era muy corto y cambiaba de tema. Frank le hacía como si tuviera un plan. No le preguntaba más para no ser metiche, hizo que pareciera que lo tenía bajo control.”

Frank Adelmann se suicidó el 20 de junio de 2017, menos de dos semanas antes de tener que marcharse de Lowry Grove. Tenía 59 años cuando se quitó la vida. Los vecinos restantes realizaron una vigilia por Adelmann días antes del cierre del parque. Se presentó el alcalde de St. Anthony, que hizo su única visita al parque durante toda la polémica.

Álvarez dijo que durante este tiempo recibió una llamada de una trabajadora social del condado, preocupada de que ella, Álvarez, estuviera en riesgo de suicidio. Cuando la trabajadora social preguntó si había algo que se pudiera hacer para ayudarla, Álvarez pidió tres casas para familias que aún no tenían dónde ir, y que el Condado impidiera que el dueño demoliera el parque.

Los voluntarios ayudaron a los vecinos a empacar sus pertenencias y, en algunos casos, ayudaron a los vecinos a encontrar un nuevo lugar en donde vivir. En un par de casos, los miembros de SAVCA proporcionaron nuevas viviendas a los residentes, incluyendo vivienda temporal para familias que no tenían adónde ir.

Como describió un vecino de Lowry Grove, “Vinieron personas de la comunidad que vivían fuera del parque, los aldeanos de la aldea de St. Anthony. Ellos nos ayudaron. Me ayudaron a mover mis cosas a mi bodega, ayudaron a la gente a empacar sus vehículos para mudarse. De hecho, trajeron todas sus camionetas y sus camiones, los cargamos y dijeron: ‘¿A dónde quieren que vayamos?’ Una persona con una camioneta me ayudó con un par de viajes para mudar todas mis cosas.”

Otra vecina nos dijo,

Nos mudamos el día que cerró el parque porque no pude encontrar otro lugar a donde mudarme. No encontré vivienda. No pude por mi cuenta. Los vecinos de la comunidad más amplia de St. Anthony Village me ayudaron a encontrar un nuevo lugar en donde poder llevar a mis hijos. Si no hubiera sido por esta comunidad yo hubiera dormido en la calle, con mis hijos, hubiéramos dormido en la calle porque no teníamos a dónde ir. Hubo gente que vino y nos rescató, no permitieron que estas compañías nos dejaran en la calle. Estas personas nos abrieron sus casas porque éramos como 8 a 10 madres solteras, con nuestros hijos y muchas de estas familias tenían cinco o seis hijos; no nos aceptaban en ningún lado.

Algunos vecinos se quedaron en Lowry Grove con solo unas horas antes del cierre, empacando sus pertenencias y despidiéndose. Todos estaban fuera antes de la fecha límite de medianoche.

Menos de dos semanas después del cierre del parque, HUD emitió su fallo en el caso de discriminación que los residentes habían presentado el otoño anterior. HUD concluyó que “no existe causa razonable para creer que se llevó a cabo alguna práctica discriminatoria de vivienda” en la venta de Lowry Grove.

La nueva construcción

El plan original de CPG para reemplazar Lowry Grove era construir un desarrollo para personas con ingresos mixtos y así incluir alrededor de 90 unidades de vivienda asequible. A finales de agosto del 2016, CPG presentó planes ante la ciudad de St. Anthony para construir un desarrollo que tendría 800 unidades y 37 casas adosadas.

CPG confiaba en que la Ciudad entendía cuáles eran sus planes y no les había planteado ninguna objeción. CPG se reunió con empleados de la Ciudad en múltiples ocasiones a principios del 2016 acerca de la compra y la nueva construcción y sintió que la Ciudad los había motivado a continuar. De hecho, CPG había estado en conversación con la Ciudad de St. Anthony acerca de sus metas planeadas para desarrollar nuevas construcciones de vivienda en la ciudad y sintió que podía cumplir con esos objetivos. Ellos querían construir viviendas de alta densidad en el sitio.

Para el sitio de 15 acres, su idea original era de construir 840 unidades, o alrededor de 56 unidades de vivienda por acre. El estudio ambiental inicial de la Ciudad concluyó que los planes del desarrollador estaban en línea con “la visión general delineada para la propiedad en el Comprehensive Plan [Plan Integral] de la Ciudad e incluye unidades de vivienda asequible.”

El 14 de febrero de 2017, el ayuntamiento adoptó un “Record of Decision” (“Registro de Decisión”) declarando que no sería necesaria un Environmental Impact Study (Estudio de Impacto Ambiental) para la nueva construcción que estaban proponiendo. En ese documento, la Ciudad señaló que la densidad propuesta era más alta que la permitida en el Plan Integral de la Ciudad y que la Ciudad “resolvería estas discrepancias al actualizar el Plan Integral de la Ciudad para el 2040.”

Poco después de que el parque cerrara a fines de junio de 2017, CPG y los residentes (y Aeon) resolvieron la demanda con un acuerdo entre ellos para colaborar en la nueva construcción. Los planes para el sitio de Lowry Grove cambiaron. El acuerdo le daría el poder a Aeon para construir viviendas asequibles en el sitio y las construirán en dos acres de tierra en la esquina suroeste de la parcela, la intersección más cercana a Lowry y Stinson Boulevard.

Pero, el 10 de octubre de 2017, el ayuntamiento de St. Anthony votó unánimemente para rechazar la propuesta, “citando preocupaciones sobre la habitabilidad y cómo es que la nueva construcción encaja con el carácter del vecindario.” Después de la decisión de la Ciudad se llevaron a cabo dos audiencias públicas las cuales fueron dominadas por dueños de vivienda blancos que expresaron su preocupación y miedo por los impactos potenciales de la nueva construcción en las escuelas, el tráfico y el medio ambiente. El 10 de octubre, volvieron a salir: “Uno por uno, los residentes del área testificaron en la junta del martes y se opusieron al tamaño de la nueva construcción. Al parecer el origen de sus preocupaciones eran en relación a abrumar a las escuelas locales.” Una de las personas que testificaron entregó al ayuntamiento una petición firmada por aproximadamente 830 personas que se oponían al plan, la propuesta que se estaba presentando esa noche era una versión reducida de la idea original del desarrollador y contenía solo 615 unidades.

La decisión unánime del ayuntamiento de rechazar la propuesta “provocó aplausos dentro de las oficinas de la Ciudad.”

Los representantes del dueño de la propiedad, The Village LLC, estaban indignados por la decisión del ayuntamiento. El presidente de la empresa afirmó que la Ciudad y el Gerente de la Ciudad le “mintieron rotundamente” acerca de la aprobación de una propuesta de desarrollo de alta densidad. Un representante del nuevo propietario, The Village LLC, dijo, según los informes,

“nada de esto hubiera pasado - la venta del parque, las protestas, los cientos de personas que fueron desalojadas - si hubieran sabido que el ayuntamiento de la ciudad nos hubiera dicho que solo estaban interesados en construir 25 unidades por acre. Willian R Skolnick, representando al presidente de The Village, Brady Hoytt, dijo: “Hubiéramos abandonado la compra.” The Village dice que [la decisión] está en contradicción directa con las conversaciones anteriores que tuvieron con St. Anthony en relación al futuro del parque. Ellos dijeron que Casey, el Gerente de la Ciudad, les dijo ‘entre más densidad, mejor’ antes de que compraran el parque.”

De hecho, como se señaló, la Environmental Assessment Worksheet (Hoja de trabajo del estudio ambiental) de la ciudad indicó que incluso con una densidad de 54 unidades por acre (parte del plan original para la nueva construcción) era consistente con la visión del Plan Integral de la Ciudad. Además, el “Registro de Decisión” adoptado por el ayuntamiento en febrero de 2017 indicó que la Ciudad ajustaría su Plan Integral de la Ciudad para poder construir la mayor cantidad de densidad propuesto en la nueva construcción.

Los organizadores que trabajaban con los vecinos se preguntaron en voz alta si este ‘era un anzuelo’, para así promover la venta y demolición del parque para luego negar las viviendas asequibles propuestas al reemplazarlo, y que esto era parte de la estrategia de la Ciudad desde el principio, una estrategia que le ayudaría a la Ciudad a deshacerse de las casas prefabricadas sin reemplazarlas con ningún tipo de vivienda asequible.

El rechazo de la propuesta conjunta de CPG-Aeon no sólo acabó con la propuesta para una nueva construcción de unidades asequibles de reemplazo en el sitio, sino que también acabó con el fondo de “seis cifras” para ayudar a los vecinos a comprar el parque del desarrollador.

En 2017 CPG regresó con otra propuesta. El 27 de noviembre de ese año, los desarrolladores realizaron una junta a puertas abiertas en la escuela secundaria St. Anthony Village para compartir su nuevo plan para construir solo 466 unidades, o menos de 28 unidades por acre. No hubo especificaciones esa noche sobre los tipos de unidades involucradas, y cuántas unidades de vivienda para personas mayores, a precio de mercado o asequibles se incluirían. Traci Thomas sí indicó, sin embargo, que “las viviendas profundamente asequibles descritas en nuestros planes originales ya no son económicamente viables.” Además, esta versión del plan de desarrollo no incluía a Aeon.

Al final, sin embargo, la Ciudad se negó a proporcionar el subsidio necesario para producir las unidades asequibles y también eliminó esta propuesta. Brad Hoyt, presidente de CPG, consideró esta la segunda puñalada por la espalda de la Ciudad, refiriéndose a que le habían garantizado que la Ciudad le daría dichos subsidios. En agosto de 2018 demandó a la Ciudad. La demanda alegó que una serie de promesas que le hizo la Ciudad lo llevaron a comprar y limpiar el terreno, esperando que la nueva construcción fuera aprobada por la Ciudad. La ciudad negó todos los cargos y calificó la demanda de “ridícula.” La demanda fue desestimada por un juez federal en 2019.

En abril de 2021, cinco años después de que los vecinos recibieron la carta informándoles que perderían sus hogares, el sitio está ocupado por 23 casas prefabricadas nuevas que se ubican en la parte Este del sitio. Las nuevas casas ahora son parte de un parque de casas llamado “Urban Grove” el cual es administrado por CPG, y el plan es construir hasta 100 casas en el sitio. Las primeras casas prefabricadas nuevas se agregaron al sitio en la primavera de 2020. Los propietarios esperan tener 50 unidades construidas y ocupadas para fines del verano de 2021. CPG vendió la parte occidental del sitio frente a Stinson Boulevard a un desarrollador que ha sido aprobado para construir 135 unidades de vivienda para personas mayores. Bremer Bank permanece en la esquina sureste del sitio.

Conclusión

La historia de Lowry Grove ofrece una serie de lecciones relacionadas con la política de vivienda asequible en las áreas metropolitanas.

En 2016, el mercado inmobiliario y el mercado de terrenos en el área metropolitana de Twin Cities pusieron en riesgo a Lowry Grove, un sitio de 15 acres de viviendas extremadamente asequibles. De hecho, según la mayoría de las cuentas, el parque se vendió por $2 a $3 millones más de lo que valía como parque de casas prefabricadas. El comprador claramente calculó que el sitio no estaba operando en su “mejor y más alto uso” en términos de bienes raíces. Que Lowry Grove haya sido borrado del mapa de St. Anthony Village debería ser especialmente alarmante para los empleados del gobierno en el área de vivienda que durante décadas han defendido los beneficios del desarrollo de ingresos mixtos, la dispersión de viviendas asequibles y la importancia de hacer que las viviendas subsidiadas estén disponibles en vecindarios denominados como vecindarios “oportunidad” St. Anthony Village es un área de oportunidades. Con un sistema escolar de altamente calificado, bajo nivel de delincuencia y un número estable de viviendas unifamiliares, en su mayoría familias de clase media, los suburbios es el lugar en el que muchos asesores de políticas de vivienda, incluidos los activistas de vivienda justa, dicen que las viviendas de bajo costo deberían ser construidas. Lowry Grove sugiere que, a la dificultad de construir nuevas viviendas asequibles en vecindarios de oportunidad, se debe agregar la dificultad de preservar las viviendas asequibles existentes en esas áreas.

A los residentes de Lowry Grove les falló el Estatuto Estatal de 1991 vigente para proteger a los residentes de casas prefabricadas. El supuesto derecho de ser el primer comprador que los residentes tienen resultó no existir, una esperanza en gran parte ilusoria que no resistió la primera prueba legal que enfrentó.

Los funcionarios electos locales, cuyas responsabilidades supuestamente incluyen la responsabilidad de atender a las necesidades de sus residentes, incluidas las familias inmigrantes de bajos ingresos, también les fallaron a los residentes de Lowry Grove. Vale la pena analizar especialmente el papel del alcalde y el ayuntamiento de la ciudad de St. Anthony Village durante este caso. Lowry Grove, por supuesto, había estado mucho tiempo en la mira de estos funcionarios locales; el Plan Integral para la Ciudad del 2008 lo identificó como un objetivo principal poner construcciones nuevas. Por lo tanto, no sorprende en absoluto que el parque hubiera sido planeado para ser reconstruido, desde el punto de vista del valor de mercado de la tierra y desde el punto de vista de los planes expresados ​​de la Ciudad de St. Anthony para el sitio. Pero el Plan Integral también señala que “la Ciudad de St. Anthony se asegurará de que los vecinos del parque de casas móviles (sic) reciban asistencia para su reubicación a otra vivienda que satisfaga sus necesidades…” El Plan establece además que para “garantizar que se encuentre una vivienda de reemplazo adecuada y asequible para los residentes del parque, la Ciudad puede trabajar por su cuenta o en cooperación con la compañía de que construya la nueva construcción y/o la Autoridad de Vivienda y Reurbanización del Condado de Hennepin o una compañía de vivienda privada sin fines de lucro.” Al final, los líderes de la Ciudad no hicieron nada de esto. Los empleados de la ciudad en ese momento esencialmente no hicieron ningún esfuerzo para apoyar o ayudar a los vecinos de bajos ingresos de Lowry Grove. De hecho, las acciones de la Ciudad facilitaron el desplazamiento de la comunidad en Lowry Grove, aceleraron el proceso y luego bloquearon el desarrollo de viviendas de reemplazo adecuadas.

Los empleados de la Ciudad se escudaron detrás de las afirmaciones de buscar ser “neutral” en el proceso. En este caso, el “no intervenir” significó permitir que el desalojo de más 100 familias de bajos ingresos en Lowry Grove fuera más rápido de lo que marca la ley. Las familias de Lowry Grove lucharon desesperadamente y sin éxito para salvar sus hogares. Los residentes y aliados apelaron repetidamente a los funcionarios de la Ciudad, poniendo énfasis en la responsabilidad de la Ciudad con sus residentes. Esta responsabilidad fue reconocida al menos una vez, públicamente, por el alcalde que le dijo a Álvarez, “sabemos que nuestra responsabilidad es primero con los residentes, no con una corporación.”

Como un activista de SAVCA nos dijo:

“La ciudad pudo haberlo atrasado. Tenían que nombrar a un “tercero neutral” y podrían haberse tomado su tiempo para hacerlo, pero no lo hicieron. Incluso a nivel humanitario, pudieron haber devuelto nuestras llamadas. Fácilmente hubieran podido trabajar con nosotros, sin perder su neutralidad, para obtener los apoyos sociales necesarios antes del cierre del parque. Eso hubiera sido bueno. Pero nunca hicieron nada. No hicieron ninguna declaración de que estas personas tuvieran algún valor.”

De hecho, el desprecio mostrado por el ayuntamiento de St. Anthony Village hacia los vecinos de Lowry Grove solo fue igualado por la capacidad de respuesta de esos mismos empleados de la Ciudad hacia los propietarios predominantemente blancos y los residentes cercanos de St. Anthony que salieron a oponerse al plan de la nueva construcción del sitio.

Muchas partes en esta historia dejaron la impresión de que la Ciudad había orquestado una secuencia compleja de eventos que lograron librar a la Ciudad del parque Lowry Grove y sus habitantes, al mismo tiempo que frustraron los esfuerzos para construir viviendas asequibles y de mayor densidad en el área. No se sabe si esto fue diseñado por los empleados de la Ciudad en todo momento, y si hubieran podido lograr con éxito tal plan. Lo que sí se sabe es que esta secuencia de eventos sí ocurrió. Los empleados de la Ciudad mantuvieron conversaciones con el desarrollador en 2016, antes de la compra del parque. Los documentos de la Ciudad le aseguraron al desarrollador que sus planes para la nueva construcción eran consistentes con la visión del Plan Integral para el sitio. El desarrollador alega que recibió garantías directas de los empleados de la Ciudad de que su densidad propuesta sería bien recibida. Se llevó a cabo la compra, se desalojó a las familias, se demolió el parque y se despejó el sitio. Luego, los funcionarios de la Ciudad votaron unánimemente en contra de la propuesta del desarrollador. Cuando el desarrollador regresó con una propuesta de menor densidad, la Ciudad la rechazó al negarle los subsidios, subsidios que serán necesarios al no permitir que se construyera mayor densidad, algo que ellos mismos votaron que no era posible.

Cinco años después de la venta del parque, el sitio en donde estaba el parque de casas prefabricadas Lowry Grove tiene 23 casas en comparación con las 100 que había en 2016. Se está preparando el terreno para construir 135 unidades para personas mayores a lo largo del borde occidental del sitio, una fracción de las más de 800 unidades que se habían propuesto originalmente o incluso las más de 400 unidades propuestas en el plan para la nueva construcción después de que lo intentaran arreglar. Por lo tanto, el resultado del caso de Lowry Grove, hasta la fecha, ha sido una reducción de tres cuartas partes en la cantidad de unidades asequibles en el sitio y un plan para construir menos del 20 % de las unidades de vivienda previstas originalmente para el sitio.

Finalmente, es importante recordar los costos incurridos por los residentes de Lowry Grove durante este proceso. La interrupción de vidas, el estrés del desplazamiento forzado y la ansiedad de verse obligados a encontrar una nueva vivienda en un mercado de viviendas para rentar muy difícil que sufrieron decenas de familias de muy bajos ingresos desalojadas a la fuerza de su comunidad es el resultado central de esta historia. La experiencia de estos hogares es el tema de las partes dos y tres de este informe.

En 2017, los investigadores de CURA comenzaron a trabajar con los vecinos de Lowry Grove para documentar sus experiencias después de haber sido desalojados y desplazados del parque de casas prefabricadas. Como se señaló en la Parte 1 de este informe, los residentes comenzaron a mudarse de Lowry Grove poco después de la venta. Sin embargo, algunas familias permanecieron en el parque hasta la fecha límite de mudanza del 31 de junio de 2017. Un grupo de residentes continuó reuniéndose desde el 2017 hasta 2018 para darle seguimiento a la demanda, el acuerdo, los planes del proyecto nuevo y la paga por reubicación. que todavía estaba en juego en el proceso. Los investigadores de CURA se reunieron con este grupo de vecinos varias veces acerca del potencial de investigar y documentar la experiencia de los residentes.

El diseño de la investigación involucró entrevistas en profundidad con las familias que aceptaron ser entrevistadas y un resumen estadístico de los resultados de la reubicación para todas las familias que pudieron ser rastreadas. Cuando comenzó la investigación a principios del 2018, las familias habían estado fuera de Lowry Grove entre siete y 18 meses. Los investigadores confiaron en los vecinos organizados para proporcionar la información de contacto de la mayor cantidad posible de antiguos residentes de Lowry Grove.

Todas las entrevistas fueron grabadas y transcritas. Las entrevistas se realizaron en el idioma nativo de los vecinos. Esto significó que casi la mitad de las entrevistas se realizaron en español, se transcribieron en español y luego se tradujeron al inglés. El grupo de residentes proporcionó información de contacto de 84 hogares. Dado que 84 de estos hogares se habían mudado recientemente, muchos de los números de contacto no estaban actualizados. Las personas que se mudaron al principio del proceso y que nunca se involucraron con el grupo de vecinos eran los más propensos a tener información de contacto que no estaba actualizada. Dieciséis números de teléfono fueron desconectados a principios del 2018 cuando los investigadores intentaron establecer contacto. Otros 24 números no produjeron ningún contacto a pesar de múltiples intentos y mensajes dejados en el correo de voz o contestadoras. Otros 10 hogares se negaron a ser entrevistados. Las entrevistas se completaron con miembros de 34 hogares diferentes. Los 34 hogares entrevistados representan un poco más de un tercio de los residentes de casas prefabricadas de Lowry Grove en el momento de la venta. Es muy probable que estos 34 hogares no sean una muestra aleatoria de todos los hogares de Lowry Grove. Estos son los hogares que fueron más activos en los esfuerzos de resistencia de los residentes y es probable que sean residentes que se quedaron más tiempo en Lowry Grove antes de mudarse. Finalmente, es posible que estos residentes tuvieran lazos más fuertes con Lowry Grove, o menos recursos para mudarse fuera del parque, o ambos. Debido a que Lowry Grove era un desarrollo de vivienda completamente privado sin subsidios públicos continuos para la vivienda, no hay datos disponibles acerca del perfil de toda la población residente en Lowry Grove antes de la venta. Dados el costo bajo de la renta y la edad y condición general de las viviendas en el parque, es probable que los residentes ganaran en promedio un ingreso muy por debajo a la media del área. Los informes de los medios sugieren que al menos un tercio de los residentes eran latinos.

Los entrevistados de Lowry Grove

Los hogares latinos que entrevistamos en su mayoría eran familias más jóvenes con niños, mientras que los otros hogares tenían muchas más probabilidades de ser personas mayores que vivían solas o parejas mayores sin hijos. La edad promedio era de 65 años para los residentes que no eran latinos y de 40 años para los vecinos latinos. Además, los hogares latinos tendían a estar compuestos de familias más grandes y con más niños.

En promedio, la duración de la estadía de las familias que no eran latinas era de 14 años más larga que la de las familias latinas. Todas las familias latinas se mudaron a Lowry Grove después del año 2000.

Antes de mudarse a Lowry Grove, la mayoría de los hogares entrevistados (87 %) vivían en apartamentos o casas adosadas. Solo el 3% informó vivir en casas prefabricadas antes de mudarse a Lowry Grove. Las razones principales por las cuales la gente se mudaba a Lowry Grove fueron la asequibilidad, el apoyo a la familia y lograr su independencia en su situación de vivienda.

Percepciones de Lowry Grove

Las percepciones de los vecinos acerca del parque y cuánto cambió dependían del momento en el que las personas se mudaron a Lowry Grove. En general, no hay grandes diferencias en la percepción sobre qué tan tranquilo era el parque y cómo es que cambió con el tiempo. Un porcentaje de personas ligeramente mayor las cuales se mudaron recientemente (2010) informó una disminución en la tranquilidad del parque. Aun así, un gran porcentaje de los vecinos sintieron que el parque era tranquilo mientras vivieron allí.

Independientemente de cuándo se mudaron, un porcentaje ligeramente mayor informó en convivir más con los vecinos en el momento de ser desalojados que en el momento cuando acababan de mudarse. Esto es de esperar hasta cierto punto, ya que es probable que las familias no conocieran a muchos de sus vecinos cuando acababan de mudarse. Aun así, la gran mayoría informó convivir en el parque tanto al mudarse como al cuando fueron desalojados.

Se reportaron cambios más grandes en las percepciones acerca del mantenimiento del parque, la seguridad y que tan apto era para familias. En todas estas dimensiones, los encuestados informaron peores condiciones al momento de irse que cuando se mudaron. En cuanto al mantenimiento del parque, los residentes quienes habían vivido ahí por un largo plazo tenían más probabilidades de reportar que se deterioraron las condiciones del parque. Todos los encuestados que se mudaron antes de 2010 informaron que el mantenimiento del parque era deficiente cuando empezaron a vivir allí, mientras que menos del 50 % de ellos informaron que el mantenimiento era deficiente cuando se fueron. Entre los vecinos que se mudaron después de 2010, esencialmente no hubo cambios en la probabilidad de que reportaran que el mantenimiento fue deficiente (aunque la mayoría de ellos percibía que el parque estaba en malas condiciones). Al parecer, los vecinos más nuevos no notaron un deterioro en las condiciones mientras que los residentes más antiguos sí lo notaron, lo que sugiere que la mayor parte del deterioro ya había ocurrido cuando los residentes recientes se mudaron (es decir, antes de 2010).

Tanto los vecinos, los nuevos y los más antiguos, informaron una disminución significativa en la seguridad en el parque. El grado de disminución se experimentó de mayor forma entre los vecinos más antiguos. Esto podría deberse a que el contraste en las condiciones fue mayor durante un período de tiempo más prolongado, o podría deberse a que los residentes más antiguos también tenían más probabilidades de ser personas mayores, y las personas mayores tienden a percibir mayores riesgos de seguridad que las personas más jóvenes. En general, mientras que el 90% de los encuestados sintieron que el parque era seguro cuando apenas se mudaron, solo el 30% se sintió así cuando fueron desalojados.

Encontrando un nuevo hogar

Casi todos (91%) los hogares que entrevistamos reportaron que no querían irse de Lowry Grove. Los encuestados informaron que les tomó un promedio de 13 semanas encontrar con éxito un nuevo lugar para vivir. El obstáculo más difícil para encontrar un nuevo hogar exitosamente era que tan caro era el costo de la renta. A casi la mitad de los hogares entrevistados les resultó difícil encontrar un lugar asequible para vivir.

Los hogares también reportaron grandes pérdidas financieras en el proceso de mudanza. Solo un tercio de los hogares entrevistados dijeron que se llevaron todo lo que quisieron al mudarse. La mayoría de los hogares tuvieron que abandonar su casa prefabricada cuando se mudaron y se enfrentaban a tener que mudarse a un lugar más pequeño, especialmente aquellos que se mudaban a apartamentos.

Casi el 90 % de los hogares entrevistados informaron que habían trabajado para mejorar o reparar su casa en Lowry Grove. Sin embargo, solo el 12,5% de esos hogares pudieron trasladar su casa a donde se mudaron. La mayoría de las familias perdieron las inversiones que hicieron en sus hogares.

Los vecinos que entrevistamos también sintieron que el dinero que recibieron fue insuficiente en comparación con la pérdida financiera que experimentaron. Menos de un tercio de los hogares que entrevistamos informaron que los pagos que recibieron fueron suficiente para cubrir todos sus costos de reubicación.

El nuevo vecindario

Como se muestra a continuación, la mayoría de los antiguos residentes de LG optaron por mudarse a vecindarios cercanos. De los 32 vecinos que compartieron su dirección actual, 28 de ellos se mudaron a zonas aproximadamente a 5 millas de Lowry Grove.

Figure 2.1. Map of relocation (N=32)
Mapa de reubicación de los vecinos (N=32).

La mayoría de los residentes de Lowry Grove se mudaron a vecindarios con niveles más altos de pobreza. El ingreso familiar promedio a nivel de zona disminuyó en más de $8700, la tasa de pobreza aumentó un promedio de 11 puntos porcentuales y la población blanca no hispana en la zona disminuyó por más de 27 puntos porcentuales. Los vecinos se mudaron a vecindarios con menos personas graduadas de la universidad y a áreas con viviendas de menor valor. Más del 90% de los entrevistados se mudaron a lugares con porcentajes más bajos de blancos no latinos, índices de pobreza más altos, en donde viven menos personas graduadas de la universidad y en donde las viviendas costaban menos.

La mayoría de los hogares con los que hablamos estaban satisfechos con sus nuevos vecindarios. Veintitrés de treinta y un hogares (74%) tenían una buena impresión de sus nuevos vecindarios. Catorce de treinta y dos familias (44%) se mudaron a otro parque de casas prefabricadas, el resto se mudó a casas adosadas (22%), apartamentos (19%) y viviendas unifamiliares (16%).

Aunque estaban satisfechos con sus nuevos vecindarios, los hogares entrevistados tuvieron que lidiar con mayores costos de vivienda y peor calidad de vida. Dos tercios de los hogares sufrieron un aumento del costo de renta después de mudarse. Algunas de las familias intentaron resolver el problema de los costos de vivienda más altos aumentando el número de personas viviendo juntas para compartir los gastos. Diez de treinta (1/3) hogares informaron un aumento en el tamaño del hogar después de mudarse. Seis encuestados que vivían solos en Lowry Grove empezaron a vivir en hogares de varias personas después de mudarse.

Los vecinos que se mudaron a nuevos vecindarios informaron haber perdido sus conexiones sociales de Lowry Grove. Veinticinco hogares (81%) informaron haber tenido amigos y/o familiares en el vecindario de Lowry Grove. Después de mudarse, la proporción de amigos y/o familiares en su nuevo vecindario disminuyó al 39%. Los hogares entrevistados, en promedio, informaron tener 7 vecinos que conocían bien en Lowry Grove. Después de la reubicación, dieciséis hogares informaron que no conocían a ninguno de sus vecinos.

La reubicación también había afectado emocionalmente a los residentes. De hecho, dieciséis de treinta hogares (53%) informaron que el mayor impacto de la reubicación en ellos fue emocional. Once de treinta y un hogares (35%) informaron que extrañaban más a sus amigos y familiares en Lowry Grove, siete hogares (23%) informaron que extrañaban más su casa móvil y siete (23%) informaron que lo que más extrañaban era la ubicación de Lowry Grove.

Les hicimos a los antiguos vecinos de Lowry Grove una serie de preguntas sobre la vida en Lowry Grove y sobre lo que les sucedió personal y colectivamente cuando se recibió el aviso de cierre del parque en abril de 2016. También les preguntamos acerca de su mudanza, sus nuevos hogares y el impacto de la mudanza en ellos y en los demás. Informamos estos datos tal como los recibimos. Las respuestas que informamos a continuación son la comprensión y la reacción de los vecinos ante lo que les sucedió a ellos y a sus hogares durante el período en cuestión.

Se hicieron repetidos intentos de hablar con los desarrolladores, pero nunca hubo respuesta a nuestras solicitudes. Los miembros del ayuntamiento de St. Anthony que contactamos también se negaron a ser entrevistados para este informe.

El tema de la pérdida

Obviamente uno de los temas que hablamos con muchos de los antiguos residentes de Lowry Grove fue la sensación de pérdida que sienten por haber sido desplazados involuntariamente de su hogar y de su comunidad.

Para algunos de los vecinos, la pérdida se centra en su casa en sí. LM habló sobre su casa: “Soy un poco solitaria; No soy una persona muy social. Entonces, separarme de las otras personas para mí no fue un gran problema. Pero siempre que estaba ahí sentía, ‘esta casa es mía’, ¿sabes a lo que me refiero? Se compra algo y se paga. Esto es mío. Es barato vivir aquí. Me encantaba la ubicación, me encantaba mi jardín y todo lo demás. Eso es lo que extraño…extraño mi casa.”

Continuó describiendo en más detalle: “Tenía un hermoso jardín en Lowry Grove y estaba justo en Stinson Parkway. También extraño que tan larga era mi casa. Extraño poder plantar mis flores en primavera, podar mi jardín y tener un espacio al aire libre. En donde vivo ahora, sí, tengo un parque atrás, pero no es lo mismo que tener tu propio jardín. Entonces eso es lo que extraño. Tenía una casa muy bonita, así que la extraño.”

HJ habló conmovedoramente acerca de la pérdida de su hogar. “Es muy triste, Tienes que dejar atrás una casa en la que, básicamente, no envejeciste, pero sabes que puedes llamarla hogar. Puedes decir, ‘esta es mi casa, te invito a pasar’. No era la casa más bonita, no era como la casa de una familia blanca, pero era una casa en donde podías ser feliz, tener el sentimiento de ‘este es mi hogar, amo mi hogar’. Y ahora que he perdido eso…”

Otros describieron la pérdida de sus redes de apoyo y la interrupción de su entorno social íntimo. La familia de Doreen M. se separó en el desplazamiento. Su familia no tenía los recursos para mudarse a otro hogar lo suficientemente grande para ella y sus dos hijos adultos. Sus hijos tomaron rumbos distintos. No supo en dónde estaban sus hijos por un tiempo.

La pérdida de las rentas económicas en Lowry Grove afectó a muchas de las familias. La mayoría de estas familias tienen ingresos bajos o viven con ingresos de jubilación muy modestos. El impacto de perder su vivienda asequible se multiplica por otros factores que producen inseguridad.

JE informó que está pagando el triple de lo que pagó en Lowry Grove. Otros reportaron tener que pagar rentas de alrededor de $1000 a $1200 por mes en comparación con los $450 que normalmente pagaban en Lowry Grove. GB recuerda que le dijeron que una organización local sin fines de lucro le había encontrado un apartamento por $1200 al mes que simplemente no podía pagar. Aunque pudiera pagar el costo de renta en alguno de los apartamentos, después de pagarlo se quedaría sin ningún tipo de recursos para cualquier emergencia. Cuando la organización sin fines de lucro encontró un apartamento por $950 al mes, dijo que pensó: “No puedo, no puedo hacer eso. ¿Qué pasa si mi auto se descompone?” Ella se rio incómodamente: “¿Qué pasa si me enfermo y tengo que ir al hospital?”

Para HJ, la mudanza ha significado que sus padres tengan que trabajar muchas más horas para pagar la renta. Él nos dice: “El mayor impacto es que mi mamá tiene que trabajar duro todo el día, todos los días solo para pagar la renta... Ya no veo a mis padres, trabajan muchas horas... Mi hermano ahora trabaja, y yo tengo que cuidar de mis dos hermanas.”

A pesar de lo difícil que fue perder sus hogares y comunidades, las familias perdieron mucho más. HJ describió cómo el desplazamiento afectó los planes de sus padres: “Ellos [sus padres] les dieron parte del dinero que estaban ahorrando para la universidad para comprar el tráiler para que pudiéramos tener un lugar para vivir porque en ese momento no teníamos casa… Nos quedamos en la casa de los padres de los amigos de mi mamá, viviendo allí, durmiendo en la sala hasta que obtuvimos nuestro lote.” HJ y su familia se enfrentaron a la opción de invertir en la estabilidad continua de la vivienda después de haber sido desplazados de Lowry Grove o mantener los ahorros que se habían destinado a la educación universitaria de HJ.

JM reportó una pérdida similar: “Las esperanzas que teníamos era de ahorrar para nuestra hija, para que pudiera ir a la universidad, ya que el costo de la renta [en Lowry Grove] era muy bajo. Entonces, todo eso se vino abajo porque ahora todo es diferente. Aquí el costo de la renta es un poco mayor, así que el dinero que estábamos ahorrando para mi hija lo tuvimos que gastar en la casa. Entonces, para nosotros fue muy, muy triste porque no sabíamos qué hacer.”

En el caso de HJ y JM, el costo económico de las rentas en Lowry Grove brindó una oportunidad para que las familias invirtieran en generar bienestar económico al destinar recursos para la educación de sus hijos. En ambos casos, el desplazamiento forzado de Lowry Grove y el aumento de los costos de vivienda que enfrentan las familias ha cancelado esos planes.

Otras familias describieron cómo el desplazamiento les afectó económicamente. RF describe cómo siente que “la persona que administró el proceso de asistencia para comprar sus viviendas llegó y nos dio precios muy bajos a todos. La empresa de mudanzas y la gerencia, el gerente en el sitio y los encargados de la mudanza, molestaban a las ancianas que vivían allí y las convencieron, las lograron sacar de allí por cuatro mil dólares, simplemente nos quisieron dar migajas por nuestras viviendas. No podía reemplazar mi casa, por ley se suponía que debía ser [compensado] al valor justo del mercado, y no podía comprar mi casa en otro lugar con el dinero que me dieron... Tuve que pagar dinero para mudarme, lo cual salió del [dinero de la venta].”

Otros hablaron sobre la pérdida financiera que sufrieron durante el desplazamiento. NW informó que “pagó $10,000 en hoteles, $2500 para almacenar sus cosas.

AD, en el momento de la entrevista, dijo que finalmente estaba poniendo en orden sus finanzas, “y probablemente estaba cerca de ir en bancarrota. Si no me hubiera mudado con mis hijos…”, quiso dejar de pensar acerca de lo que pudo haberle pasado.

AK informó que tuvo que renunciar a su trabajo para tener tiempo para la mudanza. AK trabajaba en un supermercado a una milla de Lowry Grove y tenía problemas de salud. Se había sometido a una cirugía del corazón un año antes de la mudanza y dijo que también sufría de vértigo. “Y luego me dijeron que tenía que mudarme, y yo no tenía tiempo para hacer todos los arreglos para mudarme. Entonces, tuve que renunciar a mi trabajo para poder mudarme a mi nuevo hogar. Porque tenía que conseguir un lugar en donde guardar mis cosas, así que renuncié al trabajo por eso.”

Varios vecinos informaron haber perdido las inversiones que habían hecho en sus hogares en los años anteriores al anuncio de la venta del parque. Cuando se jubiló, GB informó que cuando se retiró, “comencé a arreglar mi tráiler. Tuve muchos daños por el agua. Era viejo, de los años sesenta, y le invertí un par de miles de dólares. Y al final la destrozaron. Me pagaron $5000.” JM preguntó: “¿Por qué no nos dijeron a tiempo? Porque si nos lo hubieran dicho a tiempo, no hubiéramos invertido tanto dinero en esa casa. Mi esposo le dijo a la gerencia que queríamos arreglar la casa para vivir mejor. Entonces, cuando se enteraron de todo esto, ¿por qué el gerente a cargo no dijo: ‘oye, no remodeles, estamos a punto de vender el parque. No sigas remodelando.’ No dijo nada, así que seguimos invirtiendo. Entonces, mi esposo, para vivir más cómodamente, dijo, hagamos un garaje más grande para tener más espacio. Entonces, fue a preguntarle al gerente. le pidió permiso para construir un garaje más grande y le dijo que sí sabiendo bien que iban a vender el parque.”

Algunas familias perdieron muchas de sus posesiones en la mudanza porque no tenían dinero para pagar para rentar un lugar para almacenar nuestras cosas y no podían llevarse sus posesiones. GP “Tiramos la mayoría de nuestras cosas, camas, … No pudimos encontrar un lugar para guardar todo. Una amiga mía me proporcionó un poco de espacio en su sala, pero tiramos la mayoría de nuestras cosas.”

MS, una vecina de mucho tiempo de Lowry Grove de 72 años, ha tocado el piano toda su vida y tenía un piano en su casa prefabricada. Lo perdió en la mudanza. “La compañía de pianos vino a buscar mi piano. Pensé, tal vez durante un mes, bueno, ahora han pasado varios meses, así que mi piano no está. Debería haberles dicho inicialmente que se lo llevaran y lo vendieran por mí, pero estaba pagando renta para tenerlo almacenado con la compañía de pianos más el costo de mudarme, así que ya no tengo mi piano.”

GB habló acerca de tener que regalar “cosas para niños y cosas de jardín y mi anafre y escaleras’ y pensé no sé a dónde voy, así que regalé mucho. Un montón de cosas. Regalé tanto que ya ni me acuerdo ni qué ni a quién. Sí... dejé mucho atrás.”

“Primero muerta.” Como se señaló, Lowry Grove tenía una población considerable de vecinos mayores, que ya habían pasado sus mejores años de ingresos si es que aún no estaban jubilados. De los que entrevistamos, varios de ellos hablaron sobre las dificultades de hacer ajustes a sus situaciones de vida en esta etapa de sus vidas. AD sintió que tenía un nivel de independencia en Lowry Grove que ya no tiene en su nuevo hogar. “Nunca esperé tener que empezar de nuevo a los 71, ¿sabes?”

GB dijo que pensar en mudarse fue devastador para ella. “Porque yo llevaba 37 años ahí y pensé en salir de ahí primero muerta, ¿sabes?... ¿Y dónde voy a ir? ¿Ahora que voy a hacer? Después de vivir todo esto. Solo me dan ganas de llorar, lo siento.”

RF dijo: “Me iba a quedar allí el resto de mi vida, hasta que viniera la ambulancia y me llevará. Ese era un lugar perfecto.” RF fue uno de los residentes más afortunados; Terminó en una vivienda pública y en realidad paga menos por el alquiler ahora que en Lowry Grove, aunque ha cambiado su casa propia por un apartamento de una habitación en un rascacielos.

Inseguridad

La inseguridad fue un tema común en las conversaciones que tuvimos con los antiguos residentes de Lowry Grove. La versión más extendida de esta ansiedad estaba relacionada con la búsqueda de una nueva vivienda. Como dijo LS, “la gente estaba desesperada. No sabíamos a dónde ir. Fue triste porque había muchos niños. Un amigo mío tenía cuatro, cinco hijos. Fue muy triste porque tenía que pensar en pagar un nuevo costo de renta y no tenía suficiente dinero para eso. Fue desalentador e incómodo para todos.”

Encontrar una nueva vivienda fue un desafío para muchos de los vecinos. AW dijo: “Luché durante cinco meses para encontrar un apartamento, pero no lo conseguí porque me pidieron tener historial de crédito. Otros no me dejaban vivir en el apartamento porque tenía cuatro hijos y mis horas de trabajo no alcanzaban para pagar todos los gastos. No fue fácil. Busqué un apartamento durante tres, cuatro, cinco meses, muy terriblemente desesperada.”

Algunos de los vecinos no tenían una red de apoyo con la que pudieran recibir ayuda en cuestión de vivienda necesaria a corto plazo. GB dijo que fue a la “casa de un primo en -------- y dormí en una tienda de campaña un par de semanas en su patio trasero.” RF dijo: “De mi dinero, tuve que pagar dos mil dólares de inmediato solo para pagar la mudanza y una bodega para almacenar mis cosas. Estuve sin hogar durante dos meses. Fue un sentimiento aterrador, cuando vives con tu gato en tu auto.” IM dijo: “Ninguno de mis amigos podría darme un lugar en donde quedarme, y esa es otra pequeña y feliz suposición… que todos tienen amigos y familiares a los que les encantaría recibirlos. ¡No! Y si no es de la Iglesia o, digamos, de una organización, los había, porque yo me atrasé un poco, yo mismo me hacía cargo de pagar los tres meses de hospedaje en un hotel, y me quedé con un compañero de trabajo por un tiempo.” KH dijo: “No tenía adónde ir. No sabíamos, en serio, no sabíamos qué hacer… Como dije, mi hija y su familia viven en un apartamento, mi hijo está en el centro de la ciudad sin hogar, en un refugio para personas sin hogar. Me senté en mi auto en la siguiente cuadra y lloré.”

Malas condiciones y mala administración

La mayoría de los antiguos vecinos sintieron que el mantenimiento del parque había decaído en los años previos a la venta. Como dijo JM: “el mantenimiento fue terrible. Ellos no lo arreglaron [el parque]. Las calles tenían muchos huecos, no estaba iluminado, casi no había luz. Lo dejaron así.”

RF sintió que el dueño “se mantuvo firme en no hacer nada para arreglar el parque”. Solo arreglaba las cosas más importantes con tiritas, con chicle al final las carreteras empeoraron.”

Varios vecinos hablaron del estado de las calles y de los charcos de lodo y agua que se acumulaban con las lluvias del verano y en la primavera. MS recuerda “un bache en la carretera en el que cayó una mujer y se rompió la pierna. Las carreteras estaban llenas de baches y tenían un montón de agujeros. Recuerdo que se suponía que arreglarían el exterior y la entrada a mi casa, y vi a uno de los hombres que trabajaban para Phil [Phil Johnson, el dueño] y le dije eso, y Phil me había dicho que lo arreglarían, y el hombre dijo: ‘Bueno, ¿sabes cuánto te costara?’, y yo dije: ‘¿A qué te refieres?’, y él dijo: ‘Si lo arreglamos, tendrás que pagar’.”

El parque había tenido varios gerentes de sitios en los años previos al cierre. Los antiguos residentes tenían opiniones firmes sobre cómo estos gerentes del sitio mantenían el parque en funcionamiento o no. LM dijo, “entre 4 o 5 años después de que me mudé, [el gerente del sitio] se fue y ahí fue cuando las cosas empezaron a ir cuesta abajo. Pasamos por tres gerentes, dos de los cuales eran drogadictos. No hicieron la evaluación adecuada y terminamos con algunas personas problemáticas en el parque. Al mismo tiempo, el dueño del parque, Phil Johnson, lo dejó ir a la ruina.

Existe un consenso entre los antiguos vecinos con los que hablamos sobre el grado en que decayó el mantenimiento en los últimos 10 años. Muchos de los antiguos vecinos estuvieron de acuerdo en que el dueño dejó que el parque se derrumbara. Como dijo GB, “todas las reglas salieron por la ventana. No mantuvo nada. Los árboles se caían, él no cortaba el césped. Él era un mal dueño y su propiedad lo reflejaba. Y la estructura... el agua, todas las tuberías debajo, comenzaron a deteriorarse. Y no arreglaron nada... Nunca reparó nada. Así que simplemente lo estaba dejando ir cuesta abajo. La ciudad de St. Anthony venía y nos decía, ya sabes, tienes un montón de ventanas aquí, saca eso de allí. Pero no creo que [la Ciudad] realmente se preocupó por el parque, y creo que estaban contentos de que se vendiera.”

La condición del parque en los últimos años que estuvo abierto contrasta con la forma en que la gente lo recordaba antes de que Johnson comprara el parque o en los primeros años posteriores a su compra. LM dijo que en ese entonces “era un lugar maravilloso para vivir. El lugar que compré era el lugar de los abuelos de mi mejor amigo. Por lo tanto, estaba en excelentes condiciones. Nunca tuvieron niños ni mascotas viviendo allí ni nada por el estilo. En ese momento, la mayoría de las personas mayores vivían en el parque. Cuando me mudé [2005], había más mezcla, pero todavía había muchas personas mayores, y teníamos un gerente, su nombre era Mike, hizo un buen trabajo manteniendo el parque.”

SM. recuerda el parque cuando se mudó por primera vez [2000], “estaba tranquilo. Estaba tan tranquilo que cuando me fui a dormir esa primera noche pensé, no podía creer lo silencioso. No escuchabas nada. Y también, sentía que era un parque para personas mayores de 55 años.”

Muchos de los residentes con los que hablamos alegaron que las personas que habían sido contratadas para administrar Lowry Grove estaban involucradas en actividades delictivas y eran la fuente de muchos de los problemas en el parque. IM dijo: “No creo que Phil estuviera dispuesto a pagar por un buen gerente... Pasó de menos que mediocre a abismal y francamente aterrador.” ED afirmó que uno de los gerentes del parque, “todos usaban metanfetaminas, todos eran drogadictos. Las personas que se suponía que debían cuidar el parque. Y, por supuesto, Phil sabía que iba a vender el parque, por lo que prácticamente no hubo mantenimiento en absoluto.” RA llamó a uno de los gerentes “un verdadero ladrón”. Le robaba a todo el mundo. Era un ratero así que robó todo lo que estaba hecho de acero... Los locos dirigían el manicomio.” Varios otros residentes también se refirieron a varios de los gerentes como delincuentes. SM dijo que vio al cuidador haciendo tratos con drogas desde su ventana. GB dijo que uno de los gerentes trajo drogas al parque.

Mientras tanto, según estos residentes, la infraestructura del parque se estaba deteriorando, los baches no se tapaban y las tuberías de agua se deterioraban y no funcionaban bien.

“Económicamente atrapado.” Está claro basado en las entrevistas que los residentes no estaban de acuerdo con las condiciones en Lowry Grove y la calidad de vida allí. Se apresuran a señalar los problemas con la infraestructura, el crimen y las condiciones en deterioro. Sin embargo, solo una sola persona expresó estar preocupada seriamente acerca de ser desplazados. La razón tiene que ver con el costo barato de la vivienda. Como dijo ED, Lowry Grove “no era un lugar saludable, pero no había nada más que pudiéramos hacer. Estábamos atrapados económicamente.” GP, sobre por qué quería quedarse en Lowry Grove: “bueno, para mí, el mantenimiento era algo de lo que me preocupaba al igual que la seguridad, pero no podía ir a ningún otro lado debido a mi situación financiera. Pasar de $400 a $1,000 o $1,200 era demasiado. Fue demasiado difícil. Y MH dijo, “la policía de St. Anthony nos dijo que este no era un buen lugar para vivir. Que este lugar tuvo un mal historial durante muchos años. Pero estábamos aquí porque el alquiler era demasiado caro en otros lugares. Y nos quedamos allí hasta que nos obligaron a salir.”

Un número significativo de vecinos sintió que los problemas comenzaron con el dueño del parque, Phil Johnson. LM lo llamó “probablemente esa persona arrogante que he conocido en toda mi vida.” ED lo llamó “una de las personas más malvadas de la tierra”, administrando este parque solo por el dinero. RA lo llamó “un cerdo”. No me importa lo que diga nadie. Y se lo diré a la cara.”

Los malos sentimientos hacia el dueño generalmente estaban relacionadas con tres situaciones; la sensación de que Johnson solo estaba en esto por el dinero y no le importaba la calidad de vida a la que se enfrentaban los residentes del parque; segundo, que había dejado que el parque decayera intencionalmente porque sabía que lo iba a vender, que había seguido un camino de desinversión intencional para exprimir la propiedad para obtener el máximo ingreso que pudiera proporcionar; y, tercero, que no había sido sincero con los residentes sobre su deseo e intención de vender la propiedad.

Ubicación

Una de las desafortunadas ironías del caso de Lowry Grove es que el parque estaba ubicado en lo que a los planificadores y funcionarios locales les gusta llamar un “vecindario de oportunidades.” Si bien estaba cerca del centro de Minneapolis, estaba al borde de un fuerte mercado de viviendas unifamiliares y en uno de los mejores distritos escolares del estado de Minnesota. El objetivo primordial de la política de vivienda en las últimas dos décadas ha sido ubicar viviendas más asequibles en dichos vecindarios para brindarles a los residentes de bajos ingresos el acceso a este tipo de ventajas que a menudo solo están disponibles para personas con mayores recursos. Los residentes con los que hablamos mencionaron con frecuencia las ventajas de ubicación de Lowry Grove.

CR dijo: “Había una parada de autobús cerca e iba a los supermercados y luego simplemente tomaba el autobús. Si necesitaba algo, podía conseguirlo yo mismo.” Para los residentes que no tenían acceso regular a un automóvil, Lowry Grove estaba bien ubicado. JM decía lo mismo de las escuelas: “Todo estaba cerca. Y nos gustó porque la escuela estaba como a cinco cuadras y yo acompañaba a mi hija hasta allí.” Varios otros encuestados enumeraron los mismos servicios cercanos, escuelas, tiendas, paradas de autobús, etc. JE dijo: “teníamos de todo allí. Teníamos las tiendas muy cerca, la parada de autobús, la escuela cerca. Y la autopista para ir más rápido al trabajo.”

LC habló sobre el vecindario alrededor de Lowry Grove. “No tenía ningún deseo de mudarme porque estaba cerca del trabajo... Tal vez teníamos algunos elementos malos en el parque mismo, pero la comunidad de St. Anthony es realmente un lugar agradable y hermoso para vivir. Ya sabes, todo está ahí, hay muchas tiendas, conveniencia para todos.”

MS nos dijo: “Una cosa que me gusta de Lowry Grove: bueno, nací en Chicago, viví en San Francisco, soy una chica de ciudad. Una cosa que me gustaba de Lowry Grove era que podía salir del parque, bajar una colina hasta la biblioteca, bajar una colina diferente hasta el centro comercial para ir a tomar un café. Extraño las calles de la ciudad.”

LM calificó al vecindario de “inmejorable” por su comodidad y entorno. Casi sin excepción, los residentes que hablaron sobre esto sintieron que su mudanza los había alejado más de los servicios que habían estado usando. Solo una excepción surgió en las entrevistas, SM descubrió que su nueva ubicación estaba más cerca de las líneas de autobús que eran mejores para él, con un servicio más frecuente y mejores conexiones.

TD dijo, “la distancia a mi trabajo es mucho mayor ahora. Antes llegaba en diez minutos. Solía ​​tener tiempo para dormir la siesta porque empezaba a trabajar a las 5 a.m. Pero ahora tengo que levantarme una hora antes y cuando me quedo atascado en el tráfico… Salgo y el tráfico es muy pesado. También llego a casa muy tarde; No tengo tiempo para nada.”

Reacción a la noticia de la venta del parque

Las reacciones a la noticia de que el parque iba a ser vendido y cerrado fueron similares en cuanto a la preocupación que generó entre los vecinos preocupados por perder sus condiciones de vida con renta económica y la disolución de la comunidad en la que vivían. Sin embargo, hubo diferencias entre los residentes en cuanto a si estaban sorprendidos o no. La mayoría de los residentes expresaron conmoción y sorpresa por la noticia, y esta reacción fue más frecuente entre los residentes latinos.

GP dijo al escuchar la noticia: “Fue algo realmente triste. Peor aún para una madre soltera. Arreglé tantas cosas en el tráiler que se veía bien. Era mi hogar. No podía creer que de repente me estuvieran diciendo que lo vendiera. Estaba superando algo muy difícil, el divorcio. Fue doloroso para mí y para mis hijas. Para mí, fue una situación muy difícil. Todavía estaba mejorando, era como ir de un problema a otro, no sabía qué hacer ni a dónde ir.”

RJ también dijo que estaba sorprendida. “Se me pasaron cosas por la cabeza y lloré. Fue devastador. Realmente, en serio lo fue.”

JH dijo: “Recuerdo que casi me desmayo porque todo se volvió negro, negro a mi alrededor. Solo agarré la mesa y pude estabilizarme con una silla y me senté y me quise calmar.”

LM también expresó conmoción. “Me sorprendió porque muchas personas me habían dicho, incluso uno de los miembros del ayuntamiento de la ciudad de Minneapolis, que dijo que Lowry Grove nunca cerraría porque es uno de los únicos lugares de vivienda asequible en el condado de Hennepin y el único lugar en donde existen viviendas asequibles en la ciudad de Saint Anthony. Siempre nos dijeron también que por esa propiedad y la forma en que estaba situada sabíamos que había contaminación. Bajo tierra tenían en los viejos tiempos un gran tanque de aceite que estaba detrás... así que sabíamos que el suelo estaba contaminado en el parque. No nos afectó porque todas nuestras líneas de agua y todo estaba separado de ella. Pero siempre nos dijeron que, si alguien desarrollara este lugar, tendría que gastar millones y millones de dólares... Pero, ya sabes, los tiempos cambian y el parque estaba en una ubicación tan perfecta...”

Otros vecinos no se sorprendieron por el cierre. GK dijo que había escuchado rumores de que durante casi 20 años había habido una posibilidad de que el parque cerrará. ED también habló sobre el “chisme del vecindario” relacionado con la posibilidad del cierre del parque. IM dijo: “En mi caso, no me sorprendió… Muchos de mis vecinos no entendían: las barreras del idioma, o eran muy, muy frágiles y ancianos y ni siquiera podían imaginar que esto sucedería. La gente decía, ‘oh, el parque siempre ha estado aquí, nunca cerrará’... Así que fue devastador para algunas personas. No fue una gran sorpresa para mí, especialmente a partir de 2010, como dije, la administración se volvió pésima y se podía ver que cada vez se hacía menos y menos [para mantener la propiedad], así que algo iba a ceder.”

Apego al lugar: La vida en Lowry Grove

AW no tiene quejas sobre su nuevo hogar, un parque de casas móviles en un suburbio más lejos de Minneapolis. Sin embargo, habla sobre Lowry Grove y lo que significó para ella; “En Lowry Grove sentí más libertad, era más como un lugar abierto. Sentí que estábamos arriba, pero aquí siento que estamos abajo. Era como estar en una montaña allí, pero aquí es más difícil. No tengo coche para moverme. Cuando salgo aquí, el autobús sale cada cierto tiempo, lo tomamos y pasa por Lowry Grove. Siento que estoy de vuelta en casa, me siento libre... Lowry Grove era como nuestras ‘alas’. El parque nos hizo sentir libres.”

Algunos residentes tuvieron problemas para expresar sus sentimientos acerca de la vida en Lowry Grove. JM dijo que la mudanza “fue muy difícil. Todavía es muy difícil para mí. Porque aún extrañamos ese lugar. Tanto yo como la niña… Bueno, allí podríamos ahorrar un poco más que aquí. Es muy, muy difícil. No sé si no puedo explicártelo mejor. O bien, no sé cómo explicarlo porque es muy difícil para mí. Pero, nos gustó mucho vivir allí. Mucho.”

LM habló sobre las relaciones sociales en Lowry Grove. “Todos sabían quiénes eran los demás. Incluso si no los conocías muy bien, todos sabían qué automóvil conducía tal y tal y quién vivía en qué lugar. Los latinos tendían a permanecer unidos y lucharon como locos para salvar el parque.”

ED también habló sobre el sentido de comunidad como algo que extraña después de haberse visto obligado a mudarse de Lowry Grove.

Entre las familias latinas, había, como señaló LM, un fuerte vínculo. Varios de los residentes latinos hablaron sobre la sensación de una familia más grande de personas que se cuidaban unos a otros.

Otros notaron que las relaciones estaban modeladas. GB dijo: “Era una comunidad agradable. Haríamos picnics juntos. Había grupos, ya sabes. Había una gran población latina que se mudó, no sé, diría que hace ocho años. Y creo que un tercio del parque era, ya sabes, mexicano, latino, de todas partes. Bonita cultura. Trabajando duro, muy orientado a la familia. No se mezclaban mucho, ya sabes, con el resto de nosotros, independientemente de las culturas que éramos. Pero, quiero decir, mantuvieron sus hogares agradables y simplemente eran una comunidad muy unida, lo cual es realmente bueno de ver. Eso estuvo muy bien, y ellos son los que lucharon tan duro para mantener [el parque].” JM confirmó que había menos mezcla entre etnias que dentro. “Nosotros como hispanos, la mayoría de nosotros nos llevamos bien. Pero, con nuestros vecinos blancos, solo un hola u otra conversación aquí y allá un poco.”

No todos los residentes participaron en la comunidad, por supuesto. GP dijo que en los años previos al cierre no había una comunidad porque la gente entraba y salía todo el tiempo. Otros residentes se mantenían mucho más apartados.

Organizar

La noticia del cierre del parque activó una mayor cohesión comunitaria. AD dijo que “por miedo, todos se unieron y comenzamos a tener momentos sociales. Empezamos a comer. Nos reuníamos, comíamos juntos y hacíamos planes sobre cómo tratábamos de salvar el parque... El problema empeoró, pero lo social mejoró porque, para variar, estábamos todos juntos en la misma página. Fue increíble para mí y lo recuerdo y es como si solo hubiéramos tenido ese tipo de unión hace mucho tiempo, podríamos haber salvado el parque. Podríamos haber sido dueños del parque.”

RF pensó que el mayor impacto de la venta del parque “sería el hecho de que las personas se juntaron y lucharon para quedarse... fue el hecho de que las personas realmente salieron de sus hogares, se levantaron de la silla, se levantaron del sofá, se bajaron y marcharon al centro. Pensé que era maravilloso. Teníamos un gran grupo de personas que hacían eso, y simplemente no encuentras personas que hagan ese tipo de cosas. Fue simplemente: obtener esperanza y humanidad, fue mi mayor ventaja de todo el asunto, aunque el sistema siempre parece fallar, la gente se eleva por encima de él.”

AW dijo, “al final de todo, llegué a conocer a todos. Cuando nos avisaron del cierre del parque porque había un nuevo dueño que quería hacer cosas nuevas con el parque, todos los vecinos se acercaron. Nos presentamos y dijimos que lucharíamos, lucharíamos por nuestras casas que eran tan difíciles de construir. Sí, tenemos que conocernos. Al final, incluso nos cuidábamos unos a otros.”

MH dijo: “sí, nos hicimos muy cercanos porque se convirtió en algo preocupante.”

Como relató EW, “la mayoría de la gente estaba como, ‘no sabemos a dónde ir. No sabemos qué hacer’ y luego JH comenzó a reunir a la gente y decir ‘vamos a luchar contra esto’. Vamos a obtener una compensación y no nos van a expulsar ‘y sabes que pensamos que teníamos una oportunidad. Ella presionó y presionó con todas las cosas legales y obtuvimos conciencia y todo, pero sabes que todo se redujo a que era legal o lo que sea, lo cual no pensé que fuera. Es como si casi nos volviéramos más una comunidad por eso, por el propósito común de permanecer allí y luchar por ello.”

IM contó que “JH se mueve muy rápido, es difícil incluso rastrearla. Había pasado por su casa todos los días, pero no la conocía. Pero me vio doblar la acera una noche volviendo a casa del trabajo y no mucho después, en este período de mayo de 2016, dijo: ‘Mira, tenemos una reunión, ¿te gustaría venir?’ Fue solo porque sonreí y la saludé de una manera agradable que me detuvo. Y dije, ‘claro’. Aquellos de nosotros que elegimos organizarnos conseguimos ese programa.”

Psicológico

Los impactos del cierre del parque y el desplazamiento forzado ciertamente fueron materiales en muchos aspectos y se relacionaron con tener que dejar sus pertenencias, perder la casa y el costo mucho más alto de la vivienda que enfrentaban la mayoría de los residentes. Sin embargo, también hubo impactos psicológicos por el cierre del parque. Los residentes describieron una variedad de impactos.

Algunos residentes notaron que la demolición de las casas, una por una a medida que las familias se mudaban, produjo un efecto psicológico negativo en los que se quedaron. AW recordó que fue “terrible, horrible. Ya no podíamos vivir allí. Empezaban a derribar las casas una a una. Los destruyeron frente a nosotros. Fue muy triste saber que ya no veríamos a ninguna de las otras familias que vivían allí. El parque fue una destrucción desde el momento en que nos dijeron que cerraría.” AW informó que ella se deprimió. “Me deprimí mucho porque sucedió al mismo tiempo que mis hijos perdieron a su padre, al mismo tiempo que estaba sola con mis cuatro hijos, me decían que mi casa iba a ser demolida, destruida.”

JH dijo: “No sé si lo harían a propósito para meterse con la vida de nuestros hijos, pero las máquinas comenzaron a destruir las casas justo cuando los niños llegaban de la escuela. ¿Y sabes cuando hay bombas que están bombardeando una ciudad? Bueno, eso es exactamente lo que sonaba. Nuestras casas temblaban cuando escuchabas las máquinas, cuando torcía los metales, cuando destruía las casas.” Ella dijo que “Le ponían una X [en la casa] y todos los niños sabían que esa X era una señal de que iban a destruir esa casa. Entonces, para los niños, fue una experiencia traumática. Todos los niños describirían la X. Todos los niños describirían esa X. Y recordarían sus recuerdos de ‘oh, mi amigo vivía en esa casa’, y les causaría daño emocional a muchos de ellos. Podía percibirlo porque los niños también me hablaban de eso.”

JM sintió que el proceso afectó su salud: “Estábamos muy preocupados por dónde íbamos a ir. Y con eso me estresaría. Soy diabético y me subió el azúcar. mi colesterol Todo subió debido al estrés. Entonces, la preocupación que experimentamos para mí fue muy, muy difícil. Y muy mal porque todas esas ilusiones que teníamos se derrumbaron. Todo estaba destrozado.”

IM dijo: “Vi mucho. Sé mucho sobre lo que les sucede a las personas mayores cuando pierden este tipo de apoyo: el apoyo de amigos, vecinos, familiares que tienen. Vi el peligro para las personas sin ciudadanía. Sé de los problemas de salud que tuve y que tuvieron otras personas. Espero que algunas personas que me importan, espero que su vida probablemente se acorte por esto. Y para algunas personas fue una pérdida enorme.”

“El sistema”

Los residentes con los que hablamos tenían una sensación abrumadora de que “el sistema” les falló en el caso del cierre de Lowry Grove. Durante los últimos años de la existencia del parque, el propietario del parque y los administradores que había contratado no lograron mantener el parque habitable y, de hecho, según muchos de los residentes, en realidad trajeron problemas al parque. Durante la venta del parque y la subsiguiente lucha por mantenerlo, los residentes sienten que el nuevo propietario les falló porque no deseaba escuchar su caso para quedarse con sus hogares, el alcalde y el ayuntamiento de St. Anthony Village quienes, colectiva e individualmente, no hicieron nada para ayudar a los residentes en sus esfuerzos por conservar sus hogares, el sistema legal les falló y permitió que la venta se llevara a cabo a pesar de que los residentes generaron una oferta equivalente por el parque, y no lograron por el proceso legal que rige la etapa de reubicación porque sintieron que no recibieron toda la compensación que les correspondía.

AD habló sobre los esfuerzos para lograr que la ciudad de SAV ayude a los residentes de alguna manera. “Fui con diferentes residentes a todas las reuniones en la Ciudad y nos daban la oportunidad de hablar, pero no hizo la diferencia. No escucharon una palabra de lo que dijimos. No se preocuparon por nosotros. Solo les importaba vender la propiedad... Estoy muy decepcionado con la ciudad de St. Anthony y el alcalde. Creo que es un ladrón. Esa es mi opinión.”

RA fue más contundente: “Ese alcalde no valía nada. Quiero decir que me encantaría verlo sin hogar una vez. Quiero decir solo por una semana. Quiero decir que no quiero ver a nadie sin hogar, pero cuando la gente es así... quiero decir que miente descaradamente.”

RA “La Ciudad debería haber estado allí obligando a Phil a limpiarlo. La Ciudad dejó ir ese parque. Si tuviera una casa en St. Anthony y se viera así, estarían sobre mí. El City no hizo nada. No querían hacer nada. Simplemente vieron a Lowry Grove como un lugar problemático.”

Otros vecinos compartieron puntos de vista similares sobre la falta de voluntad de los funcionarios de la Ciudad para ayudar a los residentes. Estos sentimientos son similares a la sensación entre los residentes de que la Ciudad no hizo nada durante los últimos años para que Phil Johnson limpiara las condiciones del parque. Entre algunos había la sensación de que la Ciudad estaba trabajando con el desarrollador, EW dijo: “Sentimos que la Ciudad quería que se cerrara. Que pensaron que era una monstruosidad. Que no querían el parque allí. Entonces, de alguna manera trabajaron con Tracy, la nueva propietaria.”

Algunos de los residentes tenían quejas sobre cómo fueron tratados durante la reubicación, especialmente en cuanto a la compensación que recibieron. Algunos, como LM, quedaron satisfechos con la cantidad que recibieron. Otros, no tanto. KM dijo: “Pasaron por mi tráiler y dijeron que me iban a dar un valor de mercado de $4000. Y luego, el día de la mudanza, hicieron un truco”, afirmó, identificando los costos que reducirían su compensación, “‘oh, tienes una estufa allí … oh, eso es 60 dólares por eso. Tu refrigerador, son otros 50 dólares por eso. Oh, esa pecera allí, son otros $50 por eso. Oh, tu lavadora y secadora cuestan 50 dólares por cada una’.”

Había una sensación entre los residentes de que todos los eventos de los seis o siete años anteriores a la venta fueron una negligencia calculada del parque en preparación para la venta. Esto fue seguido por una renuencia por parte del Ayuntamiento a intervenir en nombre de los residentes porque al final, la Ciudad había buscado la venta y eliminación del parque. Los residentes estaban al tanto de los objetivos comunes entre Phil Johnson, CPG y la ciudad de St. Anthony Village, en términos de facilitar la venta y el cierre. Johnson quería vender, CPG quería comprar para cerrar y volver a desarrollar, la ciudad de St. Anthony Village quería que se cerrara el parque.

El cierre del parque de casas prefabricadas de Lowry Grove y la subsiguiente lucha de redesarrollo en St. Anthony Village ilustran una serie de desafíos diferentes para las viviendas asequibles en las áreas metropolitanas de EE. UU. Más directamente, es un estudio de caso de la importancia de las casas prefabricadas como un medio para proporcionar viviendas asequibles a familias de bajos ingresos y la vulnerabilidad de los parques de casas prefabricadas en todo el país. Los parques en el borde o dentro de las áreas metropolitanas frecuentemente están en peligro porque, como en el caso de Lowry Grove, no son una inversión tan lucrativa como otros usos del suelo. Lowry Grove fue demolido precisamente porque el terreno que ocupaba valía más con un uso diferente y más intensivo.

Las casas prefabricadas son un ejemplo importante de viviendas asequibles no subsidiadas y, como tales, son un elemento fundamental en cualquier estrategia regional para satisfacer las necesidades de viviendas asequibles. La preservación de los parques de casas prefabricadas se ha convertido en una prioridad política en varios lugares durante los últimos 20 años. Sin embargo, la efectividad de los esfuerzos existentes para preservar esta parte del inventario de viviendas es cuestionable. El estatuto de Minnesota establecido para lograr este objetivo se demostró en el caso de Lowry Grove, lleno de problemas e incapaz de proteger las 100 unidades de vivienda asequible en el parque y las familias que las ocupaban.

El caso de Lowry Grove es también un ejemplo de exclusión suburbana y de las dificultades para producir viviendas asequibles en los suburbios de las áreas metropolitanas. De hecho, el caso de Lowry Grove ilustró aún más las dificultades para preservar viviendas asequibles que ya existen en los suburbios. Así, Lowry Grove representa tanto la expulsión como la exclusión. A los funcionarios electos de St. Anthony Village se les presentaron dos oportunidades para apoyar viviendas asequibles en el caso de Lowry Grove y fallaron en ambas.

Primero, podrían haber hecho esfuerzos para preservar el parque y las viviendas asequibles que contenía, evitando así el desplazamiento de las familias que ya estaban en el lugar. No lo hicieron, no mostraron interés en ayudar a las familias de Lowry Grove o buscar alternativas a la demolición y el desplazamiento. Los funcionarios se escondieron detrás de una excusa de neutralidad, proclamando que lo que estaba ocurriendo en Lowry Grove era una transacción de mercado privado en la que la Ciudad no interferiría. Esta postura del alcalde y el ayuntamiento contrastaba marcadamente con su impulso cuatro años antes, cuando se movieron para detener una transacción de mercado privado que tenía como objetivo traer una mezquita a St. Anthony Village, ignorando las recomendaciones de su propio personal de la Ciudad al hacerlo.

No está claro si el ayuntamiento o el alcalde podrían haber revertido el curso de los acontecimientos en Lowry Grove incluso si lo hubieran deseado. Pero está claro en el expediente que no tomaron ninguna medida para hacerlo. Lowry Grove se incluyó en el Plan Integral de St. Anthony Village como la principal oportunidad de redesarrollo de la ciudad. La Ciudad alentó la compra de la propiedad indicando al comprador que sus planes para un desarrollo de mayor densidad eran consistentes con la visión de la Ciudad. Finalmente, a través de toda la terrible experiencia de los residentes desde que se les notificó la venta a través de su desplazamiento un año después, los funcionarios de la Ciudad se mantuvieron al margen y no ofrecieron ninguna ayuda o apoyo significativo a los residentes, algo que la Ciudad podría haber hecho fácilmente sin tomar partido en la lucha.

Más allá de observar el desplazamiento de los residentes de Lowry Grove, los funcionarios de la ciudad desalentaron activamente el desarrollo de viviendas asequibles en el sitio una vez que se despejó. La saga de los esfuerzos de CPG, con y sin la asociación de Aeon, uno de los desarrolladores de viviendas asequibles más grandes de la región, para construir viviendas en el sitio de Lowry Grove es notable. La oposición de última hora a la propuesta de reurbanización de CPG en 2017, a pesar de las revisiones al plan inicial que llevaron la densidad muy por debajo del nivel que la Ciudad había indicado previamente que era consistente con sus propios objetivos, reveló la falta de compromiso del ayuntamiento y del alcalde para maximizar la vivienda (y vivienda asequible) en el sitio. La decisión que la Ciudad tomó posteriormente de no aprobar el financiamiento TIF necesario para la propuesta de CPG, que era aún menor de densidad de la que habían propuesto antes, efectivamente la eliminó.

Einstein et al. escribe sobre el escenario NIMBY clásico en el que las preferencias de los propietarios de viviendas de clase media, en su mayoría blancos, tienen prioridad sobre los demás. Estos residentes y sus intereses, que expresan preocupaciones neutras desde el punto de vista racial y étnico sobre la densidad, el tráfico y el ruido, dominan las audiencias públicas y el proceso de aprobación de las propuestas de desarrollo de viviendas. El proceso de participación pública a nivel local en las comunidades de todo el país no está diseñado para considerar intereses más difusos relacionados con la necesidad regional de vivienda asequible, o los intereses de quienes eventualmente podrían ocupar la vivienda (tanto de mercado como asequible) que se propone para el sitio. Como resultado, el resultado predeterminado en las audiencias relacionadas con viviendas asequibles es la negación total o una reducción significativa de la densidad y, en consecuencia, la cantidad de unidades que finalmente se construirán. En el caso de Lowry Grove, el desarrollador intentó apaciguar a la Ciudad reduciendo su propuesta, una respuesta común señalada por Einstein et al. En el caso de Lowry Grove, incluso esa propuesta reducida fue denegada.

El paradigma dominante para la vivienda asequible en los círculos políticos y académicos de los EE. UU. durante los últimos 25 años ha enfatizado la necesidad de aumentar las oportunidades para que las familias de bajos ingresos accedan a comunidades con muchos servicios. La idea detrás de este enfoque es mejorar el entorno de las familias de bajos ingresos y reducir las concentraciones de pobreza que muchos consideran problemáticas. St. Anthony Village es, discutiblemente, el tipo de comunidad de altos recursos que estos legisladores tienen en mente cuando abogan por la dispersión de viviendas asequibles. St. Anthony Village tiene un distrito escolar de muy alta calificación, y el sitio de Lowry Grove está rodeado por viviendas unifamiliares estables, oportunidades comerciales, buen tránsito y acceso a la autopista. Lowry Grove representó exactamente lo que los expertos en políticas de los últimos 25 años han sugerido que es necesario. Sin embargo, cuando el parque se vio amenazado, no había ninguna agencia pública con la responsabilidad o la autoridad para proteger este activo aparte del ayuntamiento de St. Anthony Village. Y, como hemos visto, el ayuntamiento no mostró ningún interés en conservar el parque. Los activistas políticos que suelen oponerse a la construcción de vivienda asequible porque fomenta la concentración de tales viviendas en los vecindarios centrales de las ciudades de primer anillo de las Ciudades Gemelas tampoco se movilizaron en defensa de Lowry Grove. El proceso de formular políticas relacionadas con el uso del suelo y la vivienda asequible que se llevó a cabo en el caso de Lowry Grove simplemente no está diseñado para incorporar una perspectiva regional, o una perspectiva más amplia que la de la misma Ciudad. El éxito de las políticas de dispersión, o las políticas de oportunidad, como quiera que se la etiquete, está limitado por los intereses parroquiales de los funcionarios del gobierno local y los residentes poderosos que rutinariamente y repetidamente se oponen y limitan el desarrollo de viviendas en las comunidades de altos recursos a las cuales los asesores políticos desearían apuntar.

La realidad final, y en muchos sentidos la más importante, que el caso de Lowry Grove ilustra es el costo de la inestabilidad y precariedad de vivienda para las familias de bajos ingresos. Una gran proporción de los residentes de Lowry Grove reportaron una variedad de costos que incurrieron. Sufrieron costos materiales al perder su vivienda asequible; la mayoría pagó bastante más en su nueva vivienda en comparación con antes del desplazamiento. Algunos sufrieron la pérdida de las inversiones que habían hecho en su casa prefabricada en los años y meses previos a la venta. Algunos informaron haber incurrido en costos no compensados ​​durante su reubicación. Muchos tuvieron que dejar pertenencias que no podían llevar a sus nuevos hogares. Algunos vieron cómo sus familias se dividían en la reubicación, mientras que otros perdieron su independencia y tuvieron que mudarse con otros después de la reubicación para poder pagar su nueva vivienda. Todas las familias vieron la interrupción de sus vidas y redes de apoyo social, ya que amigos y familiares se mudaron en diferentes direcciones. Algunos de los residentes con los que hablamos vieron la pérdida de ahorros que se habían reservado para llevar a los niños a la universidad.

Las entrevistas revelaron además los costos que incurrieron estas familias incluso mientras vivían en Lowry Grove. La gestión del parque se había deteriorado en los últimos años, según prácticamente todos los entrevistados, ya que el propietario del parque maximizaba su índice de ganancias al reducir los costos de mantenimiento. Los residentes de Lowry Grove hablaron sobre el parque de casas prefabricadas en términos francos. Describieron el deterioro ambiental que se había producido durante los años anteriores a la venta. Describieron vívidamente las calles de mala condición y los problemas de alcantarillado y agua que los aquejaban. Su defensa de Lowry Grove no provino de una nostalgia poco realista por el lugar, sino de una evaluación realista y dura de sus costos y beneficios para ellos. Fueron hechos para soportar malas condiciones y soportaron esas condiciones a cambio de la asequibilidad que ofrecía el parque. Los años de vivir en esas condiciones también deben anotarse como un costo incurrido por los residentes de Lowry Grove.

[1] Entrevista con Alan Arthur, 11 de enero de 2018.